Cincuentenarios comunicaciones Angel Luis

Las Tunas.- La mitad de un siglo… la media rueda o simplemente 50 años se dicen fácil, pero vivirlos entregado de lleno a una profesión no es tan sencillo. “Cincuentenario tiene 14 letras”, afirma para demostrarlo que hasta el término es largo, Andrés Rodríguez Almaguer, quien junto a Emilio Sosa Oro se enorgullece de ser un trabajador que ha pasado precisamente ese tiempo en el sector de las comunicaciones.

La suerte de Andrés y Emilio ha estado unida desde mucho antes de iniciarse en este gremio en la distante década de los 70. Su andar común viene desde la Enseñanza Primaria, hasta en los días en la Sierra Maestra durante el primer Censo de Población y Viviendas de la etapa revolucionaria, o cortando caña en dos zafras azucareras seguidas, incluyendo la de los 10 millones.

Mientras Emilio, de 72 años de edad, permaneció en el mismo departamento (Centro de Mantenimiento Técnico); Andrés, dos años menor, ha transitado por varios. Ahora uno y otro fungen como técnicos en Telemática en la División Territorial de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa).

“Es sentido de pertenencia”; resume Emilio el secreto de su permanencia. Mientras, Andrés, evoca la etapa difícil que sucedió a la caída de la Unión Soviética en 1991, cuando la inventiva y el montaje de talleres con lo que hubiera para mantener el servicio estaban a la orden del día. Se detiene en cómo afrontaba la cotidianidad de entonces. “Me repetía: tienes que estar ahí al frente, ese es tu campo de batalla”, recuerda. “Y así seguiremos”, afirma.

Emilio nunca olvidará los viajes continuos a todos los rincones de la provincia, bajo la lluvia, quitándose la ropa para tapar y proteger los equipos. Quizás ahora, comenta, no haya que hacer algo exactamente igual; mas, sostiene, queda el ejemplo de no rendirse.

Ellos miran con optimismo el futuro de las comunicaciones. Incluso, Andrés asegura que vendrá mucho de la inteligencia artificial en los equipos y sistemas que se instalen de aquí al próximo medio siglo; quizás antes, predice.

Con una palabrota de cariño o el recuerdo de una anécdota embarazosa de la época de convivir en las residencias estudiantiles, Andrés y Emilio mantienen contacto diariamente. Ellos no se ven a sí mismos como amigos, sino como hermanos; y comparten el orgullo de ser cincuentenarios entre los trabajadores de las comunicaciones, que este 24 de febrero celebran su Día.

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