Primer libro cubano

Las Tunas.- Entre las piezas más valiosas que atesora el museo de historia de la ciencia Carlos J. Fínlay figura el único ejemplar del primer libro escrito en Cuba: El arte de navegar, obra del español Lázaro de Flores Navarro. Fue concebido en La Habana en 1663, pero se imprimió en Madrid. Es un texto de Astronomía aplicada, que pretendió aportar ideas para ayudar a la navegación entre España y nuestro país. El haberse impreso fuera de nuestras fronteras lo privó de ser el primer incunable cubano, pues por la época no nos había llegado aún la imprenta. Fue la obra científica fundacional producida en la Isla.

En Cuba esta novedad se introdujo en 1722. El primer libro impreso fue el compendio de oraciones Novena en devoción y gloria, editado en La Habana por el belga Carlos Habré. Lo encontró por azar un curador de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, cuando buscaba información en Internet sobre Francisco José de Paul -el segundo impresor de Cuba- en los fondos digitalizados de la Biblioteca Nacional de Madrid. El hallazgo obligó a cambiar la historia aceptada hasta entonces, que atribuía la primicia a otro título.

La obra que, al decir del investigador Carlos Tamayo, inauguró la historia del libro en Las Tunas fue Flores del alma, editada en febrero de 1860 por Manuel Nápoles Fajardo, hermano de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), quien acostumbraba firmar sus trabajos con el seudónimo de Sanlope. Este libro primigenio, rescatado para la memoria literaria tunera y cubana, constituye un auténtico referente. Se trata de una antología de 30 textos poéticos nacidos de la inspiración del autor.

Los poemas contenidos en el volumen están escritos en métricas y estructuras heterogéneas, y fechados por su autor en momentos de su vida que van de los 18 a los 23 años de edad. El libro consta de 64 páginas y vio la luz en la imprenta El Hórmigo, situada a la sazón en la calle Cruz Verde número 4, hoy llamada Nicolás Heredia. En ese propio equipo de impresión había visto la luz un año antes el primer periódico de la ciudad llamado también así: El Hórmigo.

En el prólogo de Flores del alma dice, entre otras cosas, el autor: "Doy a luz esta colección de versos sin pretensiones de un renombre, al que en vano pudiera aspirar quien habiendo consagrado la mayor parte de su vida a tareas harto prosaicas, no ha buscado en el cultivo de las Musas el medio de gloriar su nombre, sino el de crearse un entretenimiento en las horas que aquellas tareas le dejaban libres". Antes de Flores del alma apareció otro libro tunero: Rumores del Hórmigo, de El Cucalambé. Solo que se editó en La Habana porque no había aún imprenta por acá.

El suceso que más ha incidido en el desarrollo del libro tunero ha sido la creación de la editorial Sanlope. El escritor Omar Perdomo reseñó así su nacimiento: "Hace casi 20 años los escritores tuneros carecían de un centro del libro que se preocupara y ocupara de sus obras. Solo tenían dos opciones: engavetarlas o esperar tiempos propicios para publicarlas. Pero un feliz día el investigador Carlos Tamayo propuso publicar en unos plegables breves muestras de los poetas y narradores que, ya al borde de la desesperación, amenazaban con emigrar a la capital en busca de mejor fortuna o, lo que es peor, lanzar sus manuscritos al fuego y dedicarse a otra cosa".

De aquel proyecto inicial surgieron las ediciones de la casa de cultura Tomasa Varona, publicadas entre 1980 y 1984, y que llegaron a circular en todo el Archipiélago, incluidas las principales bibliotecas del país. En tiradas de unos dos mil ejemplares, ilustrados por destacados artistas plásticos, aquellos plegables, obviamente, no devinieron la solución al problema editorial, pues se trataba de breves de cuadernillos que apenas acogían varios poemas y un par de cuentos breves.

Sin embargo, los creadores de la provincia la recibieron con agrado, ansiosos por darse a conocer en su patria chica y en el resto del país. De la singular experiencia local nació, el 31 de marzo de 1991, la editorial Sanlope, en homenaje al propio Manuel Nápoles Fajardo. Sus fundadores fueron Danilo Hornia, como director; Mirta Beatón, editora jefa; y Lesbia de la Fe, especialista de Literatura. El libro que la inauguró fue Galería, obra del poeta tunero Antonio Gutiérrez.

Desde entonces la editorial Sanlope ha publicado centenares de títulos en géneros como poesía, narrativa, teatro, ensayo, crítica literaria e investigación histórica. Es una institución orgullo de los tuneros. El libro y sus lectores tienen mucho que agradecerle.

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar