La Sociedad Cultural José Martí busca fortalecer el trabajo de los clubes martianos

Las Tunas.- Los clubes martianos son la esencia misma del trabajo de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM). Constituyen espacios que en las instituciones, centros productivos, educacionales y de todo tipo estudian y divulgan la obra martiana.

Aunque su cifra en el territorio dista de ser la que se espera ante la urgencia de asirse al Maestro en todos los tiempos, es evidente que varios de ellos merecen líneas especiales por la constancia y valía de sus propuestas.

Ana Castillo TracmaEntre los más estables está el que funciona en la biblioteca provincial José Martí, formado por trabajadores de la propia institución. Desde hace cinco años lo lidera la especialista de Servicios Públicos del lugar, Ana María Castillo Tracma.

“El club forma parte de todo el engranaje de trabajo que tenemos. Nos sumamos desde los concursos La Muñeca Negra, Leer a Martí y otros que convocamos de pintura, poesía, siempre vinculados con la vida y la obra del Apóstol”.

Por ella supimos que se mueven hasta distintos sitios con su carga bendita de saberes martianos. Lo mismo crean pequeñas bibliotecas, que se acercan a los centros penitenciarios y otras instancias.

A Ana María le preguntamos por Martí, ¿cómo hacer para que su pensamiento llegue cada vez más en los pioneros y los jóvenes de hoy?

“La obra del Maestro tiene muchas aristas, lo que casi siempre nos basamos en lo mismo al hablar de él, pero Martí tiene un caudal de información que todavía no se conoce. No sé si es por facilismo, por salir en ocasiones de las actividades, pero nos encasillamos”.

Alicia PérezMuchos otros estudiosos piensan como ella. Por eso, toda fórmula es válida para despertar cerca del más universal de los cubanos. Entre las ideas novedosas que van naciendo en Las Tunas están los clubes martianos comunitarios, llamados a extenderse por todo el país.

El primero de ellos, activo desde el reparto La Victoria, lleva por nombre Martí en Fidel. Su coordinadora, Alicia Pérez, asegura que el proyecto surgió en el primer aniversario de la muerte del Comandante en Jefe como homenaje a su figura. “Para honrarlo nada mejor que trabajar en la formación de valores y es muy bueno hacerlo desde la comunidad; ahí está la familia, que es la célula fundamental de la sociedad.

"Comenzamos con 35 niños y, desde ellos, empezaron a involucrarse los vecinos”. Han sido como una llama y ya van abriéndose paso clubes martianos en otros barrios. Entre ellos destaca el Proyecto 16 de Octubre, que lideran Migdalia Igarza y Reinaldo Góngora Castillo.

Él, desde pequeño empeñado en el estudio de la obra martiana, también conversó con 26. “Nuestro club lleva el nombre de Ada Bertha Frómeta y agrupamos, además de a estudiantes y trabajadores, a jubilados y Reinaldo Góngora Castilloamas de casa.

“Nos mantenemos activos con varias actividades y, en los meses difíciles de la covid-19, fue en nuestra casa, que es la sede del club martiano, donde funcionó el puesto de mando que atendía a los mensajeros que buscaban los alimentos a los vecinos y nos mantuvimos en contacto con Salud Pública de manera activa”.

Están en todos los procesos importantes que transcurren en sus comunidades y apoyan, desde todos los frentes posibles, para hacer de los barrios sitios mejores, de hombres fuertes y sinceros.

Lo aprendieron de la obra inmensa de José Martí y se nutren de ella para seguir haciendo: “Ayudar al que lo necesita no solo es parte del deber, sino de la felicidad”.

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