Las Tunas.- Apenas falta un mes para terminar el actual calendario y los 133 apicultores de la provincia de Las Tunas no renuncian a cumplir el plan de acopio de miel de abejas, ascendente en esta oportunidad a 400 toneladas. Ese propósito es difícil, pues hasta el cierre de octubre se debían unas 37 toneladas de lo previsto hasta la fecha.
Sin embargo, la situación pudiera cambiar, luego de la contabilización de los resultados de noviembre, y con un impulso extra desde dos aristas, una mejor disponibilidad de combustible y el aprovechamiento de la floración de la campanilla morada.
Históricamente, el último trimestre es determinante en ese empeño, según Luis Manuel Peralta Agüero, director de la unidad empresarial de base (UEB) Apícola, quien aseguró que se diseñó una estrategia que permitirá honrar los compromisos o acercarse a lo planificado.
“La causa fundamental de ese atraso ha sido la falta de combustible. Por ejemplo, en el mes de enero debíamos haber trashumado para la costa norte, buscando el potencial melífero de la flor del romerillo, alrededor de cuatro mil colmenas. Solamente pudimos trasladar mil 800.
“En febrero también tuvimos dificultades con ese recurso y solamente se acopió el 50 por ciento del potencial. Más o menos en esa situación se ha mantenido el resto de los meses. Pretendemos recuperarnos porque entre octubre y diciembre se concentra el 52 por ciento del plan del año”.
CERA Y PROPÓLEOS, RENGLONES QUE TAMBIÉN SON IMPORTANTES
Los apicultores tuneros cumplen ambos renglones y se crece con relación a igual período del año anterior, lo que resulta estimulante, sobre todo por sus propiedades terapéuticas y su empleo en la producción de cremas, jabones, betunes y otros productos.
“Hasta el cierre de octubre teníamos un plan de cera ascendente a tres mil 976 kilogramos y logramos acopiar cuatro mil 233. En cuanto a propóleos, de 883 kilogramos planificados para los primeros 10 meses del año, ya acumulamos 996”, agregó Peralta Agüero.
“En el 2023 comenzamos a contabilizar el polen y recogimos 717 kilogramos. Este año ya tenemos más de 600 y vamos a cosechar un poquito más. No obstante, hay que capacitar a los productores y hacer una mejor selección de ellos. Además, también incide el combustible porque la extracción de esa sustancia se hace cada cuatro o cinco días”.
CARPINTERÍA, ÚTIL Y SOLIDARIA
Entre trozos de madera, algunas máquinas y aserrín pasa sus días Enrique Vázquez Acosta, responsable de la pequeña carpintería que tiene la UEB en su sede de Río Potrero y que desafía los estereotipos con el emprendimiento de nuevas labores.
Allá la misión fundamental es la fabricación de los diferentes elementos de las colmenas, y su aporte al desarrollo de la apicultura es notable. Además, la búsqueda de alternativas y el quehacer del colectivo permiten que cobren vida diversos artículos con mucha aceptación entre los tuneros.
“Lo primero es lo que podemos aportar para que la provincia incremente el acopio de miel de abejas. Por eso priorizamos los elementos de colmena y, según la demanda, hacemos cajas Langstroth (las más usadas) y media alza, tapas, fondos y otras partes.
“Entre los renglones de gran demanda popular fabricamos zapateras, cestos, portarretratos y punteros, por solo mencionar algunos. Los comercializamos en la tienda de la UEB, en el punto de venta y en las ferias agrocomerciales que se realizan en el territorio”.
En medio de ese ajetreo, Vázquez Acosta y sus trabajadores encuentran tiempo para producir los recursos que requiere la provincia de Guantánamo, enfrascada en recuperar la producción de miel de abejas. Ese territorio perdió una cantidad significativa de colmenas por las lluvias y fuertes vientos asociados al huracán Oscar.
PRODUCIR ALIMENTOS, OTRA TAREA EN DESARROLLO
Sin temores y con humildad, el colectivo de trabajadores pidió ayuda a los especialistas del movimiento nacional de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar en Las Tunas para diseñar un organopónico. Parecía una locura y no lo fue. Todo lo contrario.
Hoy ese pequeño espacio ha dado más de 20 mil pesos de ingreso a la entidad, por la venta de los productos a los obreros y residentes en la comunidad. Esos resultados satisfacen a Everaldo González Arias, quien se encarga del lugar. Cada viernes lo acompañan los demás.
“Tenemos siete canteros de hortalizas, que ya están cubiertos con lechuga para la venta a los trabajadores a finales de este año. También hay guayaba, naranja agria, calabaza, 300 plantas de yuca, ciruela, mango, cebollín, acelga, coco y tamarindo.
“Hemos sembrado algunas plantas melíferas como piñón florido y la lippia nodoflora, un arbusto con gran floración. Es porque ya iniciamos la crianza de meliponas o abejas de la tierra. Hace poco se acopiaron 200 gramos de esa miel, los que se entregaron para su estudio en la elaboración de medicamentos naturales”.
La UEB mantiene su propósito de cumplir el plan de producción de su principal renglón, a sabiendas de que es un rubro que devuelve divisas al país. A la vez, busca alternativas para inyectar dinero a las cuentas corrientes y prestar servicios a los trabajadores y la población.
En esa ampliación de su quehacer, consolidan el centro de desarrollo y en cooperación con Labiofam produjeron miel con propóleos e incursionaron en la elaboración de un vino de miel de abejas. También ofrecen apoyo material a varias familias en condiciones de vulnerabilidad.