Giron

Las Tunas.- La tarde del 17 de abril cae, como el crepúsculo, sobre el miliciano. Más de medio siglo de recuerdos, alegres y tristes, lo acompañan. Alisa sus canas. Playa Girón es un amasijo de metralla, botas enfangadas y valor. Una valentía de colores... Fidel Castro Ruz, Cuba, libertad, Patria, sentido del deber, compromiso. La victoria es un himno. Nunca dejó de serlo.

"El 2022 no corre fácil. Tampoco lo fue el anterior. Bueno -sigue pensando- no es la pandemia de la Covid-19. Es ese bloqueo maldito. Es el imperialismo de los Estados Unidos. Por eso soy verde olivo y así viejo y to' le hago otro Girón a esos cabrones. Está cálido el domingo. Ayer fue el acto en La Habana para recordar el aniversario 61 del socialismo nuestro. Ahí estaba el presidente Díaz-Canel. Tenemos que tirar pa' lante. Estamos tirando, carajo".

La tarde sigue, hace trizas el tiempo en el reloj. Escucha tiros, pero ya saben que el Comandante llegó y anda en un tanque por la playa. Fue una ráfaga. "Ahora sí ganamos", dijeron todos, aunque fuera para sí mismo. "Qué invasión aquella, qué manera de sentir eso de que era Patria o Muerte. Ese dolor por los que cayeron junto a mí es un dardo en la cabeza. El hombre no vale nada, pero el principio y la palabra, esa sí es ley.

"Ya son 61 años... coño todo está vivo. La madrugada, la sangre, los ataques, el desconcierto, la pensadera en la casa y la familia... nadie quería morir, no fuimos a morir, pero quién sabía al que le iba a tocar. Yo creo que tuve miedo cuando explotó la granada casi frente a mí. Después de eso, me sentí de hierro. Sí la tuve ahí y escapé, no era mi día y no iba a ser otro. Dos días después estábamos locos... no quedó un mercenario 'hijoeputa' en pie, o muerto o prisionero.

"Esa fue la leyenda, mi Sierra Maestra. Cumplí con Fidel y mi Cuba Libre, mi Revolución. Siempre seré miliciano, con esta mezcla de melancolía y fuerza, de firmeza y regocijo. Nunca se podrá olvidar Girón. Somos esa victoria perenne. Ahora es. La guerra es dura, pero ser esclavo es peor. ¿Qué coño se creían esos mercenarios? Aquí no se rinde nadie".

-Viejo, ¿se quedó dormido?. Ya ahorita es de noche.

-Na, hija... andaba por la Bahía de Cochinos, por la Ciénaga de Zapata... chica en Girón, donde le dimos la primera derrota al imperialismo yanquí en América Latina. Tú sabes que día es hoy, ¿verdad?.

-Claro, no sabré yo que usted es y será siempre un miliciano.

Se paró del viejo butacón de mimbre y apretó la mano, como si la modestia fuera el mejor escondite para esa medalla que guardaba con sus recuerdos preciados desde hace 10 años. Aquel 17 de abril fue de una tarde entre historias y apretones de manos, de encuentros y ojos húmedos. Ahora cae y se acerca al crepúsculo, tranquilo, pero igual vive sus sueños milicianos. "A Girón le ronca. ¡Que se lo pregunten a los yanquis, qué cará!".

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