Jorge Acosta Hernández

Las Tunas.- Muchos son los hombres y mujeres que, desde diferentes responsabilidades, impulsan la ganadería y los cultivos varios en la provincia de Las Tunas, pero antes hubo otros que también hicieron grandes esfuerzos para desarrollar el sector agropecuario.

Ya están jubilados, luego de largos años de tareas, reuniones, trabajos productivos, ideas y proyecciones. Sin embargo, merecen el respeto y el agradecimiento social, que se les tenga en cuenta y se les recuerde como los héroes que en su momento fueron.

Así, con ese reconocimiento, se siente Jorge Acosta Hernández, un hombre de 83 años de edad que llegó a la agricultura por apenas 24 meses y terminó quedándose 39 almanaques entre plantaciones de tabaco, con las botas embarradas de tierra recién roturada y en un buró, diseñando estrategias.

"Yo era militante de la Unión de Jóvenes Comunistas y se estaba preparando la zafra de 1970. En 1967 se hizo una convocatoria y di mi paso al frente. Juré dos años como operador de maquinarias agrícolas para la preparación de tierra. Cumplí la misión y seguí.

"En el año 1981 me pidieron dirigir Suministros Agropecuarios y ahí estuve hasta 1986, cuando fui a La Habana a pasar un curso. Regresé y comencé a trabajar en la Delegación del Ministerio de la Agricultura, pero las circunstancias me llevaron al mundo del tabaco".

En 1994, Jorge pasó a la fábrica de tabacos de esta ciudad y fue su director. Lo apasionó el posible desarrollo tabacalero del territorio tunero y en él se quedó hasta que en el 2006 decidió dar descanso a su cuerpo, luego de muchas batallas a lo largo del tiempo.

"Aquí había siembras de tabaco, pero en el año 1972 se demolieron por completo y dependíamos de la materia prima que llegaba de La Habana y Bayamo. Por suerte, en 1994 se reinició la actividad y se comenzaron a entregar tierras para ese renglón.

"Alguien consideró que yo podía asumir la parte agrícola y lo hice hasta que me jubilé. Ahora reconforta el salto que dio la provincia, pues la primera cosecha fue de poco más de 40 toneladas y mira por donde vamos. Hay que reconocer que ya Las Tunas es una potencia y pudiera ser más si no tuviéramos tantas afectaciones económicas".

Nacido y criado en el campo, salió de una zona rural de Holguín cuando apenas faltaban 10 días para su cumpleaños 21 porque "la vida antes de la Revolución era muy dura, sin luz, con el piso de tierra y la cocina de leña. Le amarré las patas a un patio de gallinas, lo vendí y salí.

"Ahora me siento bien de salud y vivo tranquilo con mi señora, la nieta y la bisnieta. Aunque estoy jubilado, de la Empresa de Acopio, Beneficio y Torcido del Tabaco me mandan a buscar y me atienden con cariño. Eso reconforta a uno y es una lástima que se haya perdido en algunos organismos".

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