Leñadores Las Tunas II Liga Elite Cuba 0002Las Tunas.- En ese universo de números, estado físico, probabilidades, tácticas, encomiendas divinas y hasta esa pizca de suerte, el béisbol reserva un espacio para otro factor intangible: la dinámica grupal. Sin temor a reproches o equivocaciones, los Leñadores, a lo largo de la II Liga Élite, estuvieron ajenos a la constancia de ese juego armonioso que los catapultó a la corona de la 62 Serie Nacional. Con disímiles argumentos detrás de cada palabra se puede afirmar que para ganar hace falta un equipo, en tanto, para caer en el intento, basta con un solo hombre.

Si bien el bateo ha sido la carta de presentación de la novena del Balcón del Oriente Cubano, la inestabilidad a la hora de fabricar carreras y la carencia de variantes para acercar al home plate a los corredores en base sepultaron las esperanzas de imponerse en varios encuentros. La forma bruta, a la vieja usanza, del asedio a fuerza de batazos no puede constituir la única herramienta de la armada de Abeysi Pantoja. 

Con 376 imparables en 1326 turnos, los maderos verdirrojos promediaron para 281, apenas cuatro puntos por debajo de la media del certamen. Esa mirada superficial ante los datos de la etapa clasificatoria despierta el criterio de tranquilidad, pero al ahondar en las situaciones de remolcar las alarmas estallan, pues la artillería encontró a 1171 elementos en las almohadillas e impulsó solo 167 para un 14,26 por ciento. Parámetros deficientes para un campeonato donde la ofensiva arropa a todos los contendientes. El paso estéril poco cambió en la postemporada, frente a Matanzas en el clásico actual del pasatiempo nacional. A manera de punzón sobre la herida, corridos temerarios agigantaron la crisis, en un duelo que exigía del equilibrio en los diferentes indicadores sobre la grama.

El grupo de lanzadores tampoco rodó con similar suerte a la de la temporada precedente, pese a ser el sector con mayor cúmulo de refuerzos. Los serpentineros cargaron con la cruz de enraizarse como el tercer staff más bateado, a causa de un average de los contrarios de 297, mientras el promedio de efectividad (PCL: 4,80) terminó solo por delante del registro de Sancti Spíritus. No obstante, con el desarrollo de la lid, el bullpen retomó el buen hacer, sobre todo focalizado en dos o tres brazos.

La mezcla de unos maderos infértiles y el picheo tambaleante, de por sí, ubican a cualquier plantel al borde del precipicio, por si fuera poco, la defensa también sucumbió en los play off. Los errores, contables en la hoja de estadísticas y de pensamiento lógico en el choque, traicionaron a Las Tunas en tiempos convulsos y, al unísono, concedieron libertades a unos rivales capaces de aprovechar lo mínimo para tomar la delantera.

Los directivos también parten con tareas pendientes, máxime cuando restan sensaciones de desaprovechar virtudes en sus filas. Los méritos los respaldan, sí, pero hacerse de las riendas de una nómina con tanto potencial atribuye la responsabilidad de superarse con cada jugada y, aunque parezca mucho pedir, adelantarse a los acontecimientos, buscar esa luz que extienda la serenidad cuando deban tomarse las decisiones en cuestión de segundos.

En ese vaivén de lo nefasto a lo aceptable marchó el evento invernal para los representantes de este territorio. Una nota de aprobado salva el grado, pero en la retina de los parciales rondan penumbras dadas las expectativas. Aun así, desde lo individual diversas actuaciones destacan con un sobresaliente.

Con Rafael Viñales en ese acercamiento idílico con el torneo, luego de hacerse con el galardón de Jugador Más Valioso de la fase conclusiva en la edición anterior, comandó a los tuneros desde el “pentágono”. El desempeño del slugger lo situó en la cumbre de gran parte de los departamentos, en especial en carreras impulsadas, producidas y jonrones.

Destacados IILEBC RV DGPor su parte, Dariel Góngora estuvo a la altura de su apelativo y figuró como un “látigo” desde el box. Por enésima ocasión el agramontino exhibe una actuación que, cuando menos, debe insertarlo en el radar de los federativos en la Isla. Si algún rasgo negativo escoltó al zurdo fue la frágil labor en las semifinales ante los yumurinos, a quienes había superado con relativa facilidad en el primer período. Así y todo, el reencuentro del agramontino con el “Mella” dirige los reflectores hacia el agradecimiento por la entrega a la camiseta del hacha verde y roja.

180Hr YosvaniAlarcón IILEBCAsimismo, Yosvanis Alarcón, con tres vuelacercas en la contienda, consiguió el estandarte de los 180 cuadrangulares en competiciones domésticas, mientras Dánel Castro le hizo otro guiño a la gloria al superar la barrera de los 2500 hits. Sin mucho revuelo mediático, por el contrario, con igual parsimonia a la que transpira desde el montículo, Alberto Pablo Civil estampó su firma en las páginas beisboleras de estos lares, luego de alcanzar a José Miguel Báez como el lanzador con mayor cuantía de salvamentos con 55.

2500H DCastro IILEBC

El cuarto puesto acoge a los tuneros dentro del rango aristócrata de la “pelota” cubana; sin embargo, la conformidad luce como un freno para una generación que ha hecho de los triunfos un proceso natural. La mejoría, vista desde los distintos aspectos, transcurre por el nivel de autocrítica y la capacidad de erradicar los males evidenciados en esta campaña. Asimismo, las circunstancias presumen hechas a la medida para germinar la reflexión de si es el momento de renovar los cimientos del ciclo dorado del deporte de las bolas y los strikes en la provincia. Ocupa a todos conservar la vitalidad del presente ilustre y abandonar en el olvido aquel pasado de derrotas.

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