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Las Tunas.- La de ellos es una historia igual a otras, pero, sazonada con amor y respeto, además de otros ingredientes que siempre los llevan hacia adelante y les recuerdan, constantemente, que la travesía por la vida es más agradable si se hace con la mejor compañía.

El amor de Odalis Guerra Rosabal y Melquiades Pablo Nápoles Barba no tiene límites y, tampoco, su deseo-necesidad de ser útiles, de transformar, adaptarse y crecer como pareja, campesinos y seres humanos. Por eso, también emprendieron juntos su vínculo con IRES.

proyecto IRES 3Ese es un proyecto renovador, que convierte el conocimiento y los recursos materiales en la capacidad de las familias para adaptarse al cambio climático y lograr la rehabilitación de paisajes productivos, a la vez que se generan otros beneficios, como la posible obtención de alimentos.

Ella solicitó tierras en usufructo a la Empresa Agropecuaria y recibió poco más de 27 hectáreas, que estaban completamente infestadas de marabú. De ese total, ya tiene 10 limpias y, más que eso, en producción.

"Si las tierras se quedan vacías, el marabú vuelve a brotar. Para que eso no ocurra las estamos sembrando de yuca y con lo que cosechamos se van sacando los gastos, pues la limpieza resulta muy caro. Cuando todo esté limpio comenzaré con la siembra que lleva el proyecto.

"Me asocié a un módulo que comprende 20 hectáreas para plantar plátanos y cedros. Yo tengo muchas esperanzas con IRES, porque da una visión futura muy grande en cuanto al trabajo y el desarrollo nuestro. Creo que va a funcionar y cumpliré mi parte".

Es una mujer orgullosa, sabedora de sus fortalezas y feliz porque esa iniciativa la tuvo en cuenta, por su voluntad de trabajar para que los resultados sean mayores.

"Si tienes una meta, hay que cumplirla. Por eso, siempre les digo a las mujeres que piensen en grande, pues nosotras podemos emprender inmensos desafíos. También, les aseguro que los hombres, por más fuertes que sean, no son capaces de avanzar sin nuestra presencia a su lado".

De eso, está consciente Melquiades, quien sueña despierto y también dormido; y luego, lleva esas ideas a la práctica. Un ejemplo es su propósito actual: una cabaña de madera, de dos pisos. Arriba será el dormitorio, con las ventanas de cristal para que se vean los corrales del ganado mayor y también los cerdos, chivos y carneros. Abajo se atenderán a los visitantes.

"Yo siempre he sido un hombre de trabajo. Mis tierras privadas las dedico a los cultivos varios. Son cuatro hectáreas y están sembradas de plátano, yuca, maíz y caña para los animales de la casa.

"En usufructo me dieron 27 y son las que dedicaré a IRES. Mi módulo consiste en la crianza de ganado mayor y menor, y la siembra de sus alimentos. Pretendo comenzar con el pasto; pero tendré campos de tithonia, morera y moringa, muy importantes para su nutrición.

"Tengo 82 reses y 102 chivos y carneros, además de siete cochinatas que ya están preñadas y el semental. He ido comprando ganado para mejorar la masa y poder entregar más leche. Ahora recojo entre 36 y 38 litros diarios y para el año tengo un plan de 13 mil".

Odalis y Melquíades están en espera de los recursos materiales que recibirán por el proyecto, especialmente los sistemas de riego. Pero, no pierden tiempo y buscan alternativas, pues en los alrededores hay suficiente disponibilidad de agua e, incluso, manantiales.

Para los próximos meses sus sueños son sembrar dos campos de sábila y sagú, productos que podrían comercializarse en el extranjero. Igualmente, pretenden hacer más acogedor su entorno, con la premisa de que la pasión que se tienen puede multiplicarse en sus bosques, animales y plantas, porque -ya lo dijo el poeta- solo el amor engendra la maravilla.

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