Las Tunas.- Más de cinco millones de pesos se destinaron durante el año 2024 para la protección y preservación de los manglares de la provincia de Las Tunas, actividad que recae, fundamentalmente, en la Empresa Agroforestal (EAF) local y que redunda en múltiples beneficios.
Según cálculos recientes de especialistas de la entidad, la superficie que ocupa la formación vegetal manglar dentro del patrimonio forestal del territorio tunero incluye las áreas naturales y las de conservación, y supera las 19 mil 40,24 hectáreas.
Ese espacio está dividido en seis municipios de la provincia, en los que se encuentran las cuatro especies principales, conocidas comúnmente como mangle rojo, mangle prieto, patabán y la yana. Sobresalen las áreas protegidas Bahía de Malagueta, en el municipio de Puerto Padre; Las Nuevas, en "Jesús Menéndez"; y San Miguel del Junco, en "Amancio".
De notable importancia también son las plantaciones de Monte Naranjito, en Majibacoa, con un elemento natural relevante compuesto por 207 hectáreas de un yanal, distante a más de 40 kilómetros de la costa. Y se suman las del único sitio Ramsar de la provincia -por el nivel de conservación de sus valores faunísticos y florísticos- ubicado en el sur de Jobabo.
El director técnico y de desarrollo de la EAF, Jorge Luis Padilla Carralero, informó que todas estas áreas cuentan con proyectos para la protección y la conservación de la flora y la fauna silvestre, lo que permite evaluar el estado natural de esas formaciones y las afectaciones que pudieran ocurrirles.
Agregó que se incluyen acciones de restauración de esas fajas como la repoblación de áreas deforestadas, la vigilancia y la prevención de ilegalidades, pues en no pocas ocasiones se atenta contra los mangles para la extracción ilícita de la corteza y otras partes de la planta.
Estos bosques de características especiales resultan muy valiosos ante eventos meteorológicos extremos como fuertes vientos e inundaciones, y favorecen el traslado de sedimentos, nutrientes, materia orgánica y agua dulce; además de ser refugio de una amplia fauna marina.
Cuidarlos es un encargo colectivo que se fortalece con la educación ambiental a quienes residen en los asentamientos costeros del territorio tunero, y esto incluye charlas y un círculo de interés sobre el tema en escuelas de la localidad amanciera de Guayabal.