vilma lastunas

Las Tunas.- Busca en algún lugar impreciso de su memoria y aún están ahí, como una película en sepia, los sucesos de aquel 5 de mayo, 29 años atrás. Ya no recuerda si la luz de la mañana le bañó el rostro, si asomaba una brisa cálida o, quizás, el primer aguacero de la temporada se coló sin ser invitado en el terruño. Pero la imagen de Vilma la lleva intocada, aquella sería la única vez que la tendría al frente, al alcance de sus dudas.

Chaparra era entonces un pueblecito azotado por la crudeza del Período Especial, en donde las aspiraciones de echar adelante los planes agrícolas se evidenciaban en las espaldas mojadas de sus guajiros. Los rostros femeninos, también asidos al surco y a cualquier amalgama de empeños, se preparaban para recibir en el territorio a la presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

“Mi mamá, varios días antes, había comenzado a hablar del asunto. Ella era la secretaria de la FMC en el municipio. Esa mañana anunció lo que ya sospechábamos: Vilma Espín está entre nosotros, en Chaparra”.

A sus 46 años, Blanca Iris Peña Ruedas, metodóloga de Educación Prescolar en "Jesús Menéndez", se pierde en la añoranza de aquella visita que marcó sus días de juventud y le heredó de muchas maneras una convicción cual credo: “La fuerza de la mujer le viene de más adentro…”.

“Recuerdo que la ruta incluía diversos intercambios con federadas incorporadas a varias esferas de la sociedad -rememora Blanca-, se inició por el Integral Porcino número 2, con excelentes resultados de trabajo. Por cierto, su directora era una de nosotras: Enia Leyva Fajardo, una directiva muy destacada”.

Evoca que a Vilma aquello le gustó mucho. Enalteció el papel de sus compatriotas en cargos de dirección, y dejó como una sentencia algo con frecuencia comprobado: en los centros dirigidos por mujeres, los resultados son buenos.

“Durante el recorrido sucedió un hecho curioso, el vestuario previsto, incluía botas, pero estas no le sirvieron a Vilma. Era una mujer deslumbrante, alta, hermosa, que transpirada elegancia y sus piernas nunca cupieron en el rústico calzado”.

En el laboratorio de la fábrica de cera del central azucarero Jesús Menéndez, el químico industrial, muy capacitado, le hizo referencia al proceso que allí se realizaba. Utilizó muchos tecnicismos y no escatimó en tablas y fórmulas para demostrar su punto. La presidenta de la FMC lo escuchó con total atención, siguiendo el enrarecido curso de su ponencia. Los presentes se sorprendieron cuando ella comenzó a hacer los cálculos afirmando que efectivamente él estaba en lo correcto. Ese día muchos se enteraron de que la federada mayor era además, la segunda ingeniera química del país.

Blanca cuenta que la siguiente visita fue en el norte del territorio al plan viandero La Torcaza; se destacaba con la Condición de Vanguardia una brigada femenina, nombrada Las Marianas, en áreas del cultivo del plátano. “El intercambio fue grandioso, las obreras agrícolas les narraban a Vilma acerca de su labor, se apreciaba la alegría, los deseos de seguir aportando, lo realizadas que se sentían por su desempeño y el compromiso de no defraudarla jamás”.

En horas de la tarde el encuentro fue en la comunidad de Lora. Allí estuvieron presentes ocho bloques, dirigentes de bases, activistas, federadas y familiares. La heroína se interesó por el empleo, la superación cultural, la salud, la labor preventiva y de atención social.

En el intercambio con el relevo de la organización se interesó por sus necesidades personales y le concedió a la funcionalidad del hogar un papel primordial en la sociedad. Contó que sus hijos y nietos la inspiran a mantener el ritmo de trabajo, que sus nietos eran muy cariñosos, y cuando Raúl llegaba a casa le quitaban la gorra y juntos jugaban, se rían y se divertían mucho.

Blanca recuerda la despedida y el peso de aquellas palabras en su sien, como un compromiso a ser más en la vida, a llegar hasta donde alcanzaran los sueños y, sobre todo, a cuidar esos mágicos momentos de crecimiento en familia, de amor filial, de entrega, porque “si Vilma lo decía, tenía que ser cierto”.

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