Proyecto IRES

Las Tunas.- Contar con una afectación en términos de sequía agrícola durante más de 50 días al año convierte a los municipios de Amancio, Jobabo y Colombia, en el sur de Las Tunas, entre los de mayor vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático en todo el oriente cubano.

Esta característica fue uno de los indicadores para incluirlos dentro del Proyecto IRES, encaminado a elevar la resiliencia climática en comunidades rurales de estos y otros cuatro municipios cubanos, iniciativa ejecutada por el Ministerio de la Agricultura con asistencia técnica de la FAO y financiamiento del Fondo Verde para el Clima.

Yoandry Ávila Igarza, presidente de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf) en Las Tunas, dijo a la Agencia Cubana de Noticias que aunque la implementación del proyecto se vio afectada por el impacto de la Covid-19, los procesos de capacitación a especialistas, técnicos y productores no han cesado.

La Actaf, una de las partes encargadas de crear una estrategia efectiva que permita llegar a los 130 beneficiarios directos de IRES en Las Tunas, desarrolla acciones de creación de capacidades que potencien el enfrentamiento al cambio climático, basándose en buenas prácticas de iniciativas anteriores como el Proyecto PIAL y APOCOOP, puntualizó.

En tal sentido -agregó-, está previsto durante los siete años que dura el proyecto la consolidación de alianzas estratégicas con los centros universitarios en cada uno de los sureños municipios, en aras de aplicar la ciencia y la innovación como claves para ejecutar con éxito la rehabilitación de paisajes productivos.

Ávila Igarza subrayó que el principal objetivo es crear un camino común que vaya desde la teoría hasta la práctica en el terreno productivo con la tecnología y recursos destinados para ello, sin obviar la perspectiva de género y la necesidad de fomentar en las comunidades rurales la resiliencia climática.

A un año de su implementación, IRES avanza con acciones concretas como el desbroce de 184 hectáreas invadidas por marabú para el establecimiento de seis módulos agroforestales y silvopastoriles con impactos en la producción de alimentos, según anunció recientemente el Comité Directivo Nacional del proyecto.

IRES capacitó a más de tres mil 600 personas, entre ellas directivos, técnicos y actores directos pertenecientes a 71 instituciones nacionales, en temas como resiliencia, comunicación inclusiva, salvaguardas ambientales e igualdad de género.

Además, unas 18 fincas escuela fueron identificadas para la capacitación de sus principales protagonistas, hombres y mujeres de campo que se encargarán de intercambiar experiencias y divulgar las mejores prácticas agroproductivas del proyecto, que beneficia directamente a 51 mil 98 familias agricultoras.

Con un monto de 38,2 millones de dólares, el Proyecto IRES es un aporte al plan de Cuba para enfrentar el cambio climático, conocido como Tarea Vida, y al Plan Nacional de Soberanía Alimentaria, iniciativa que aunque se implementa en siete municipios identificó más de 70 como los de mayor afectación ante ese fenómeno.

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