vacunacion nene

Las Tunas.- Yiliam apenas tiene 5 años y espera ansiosamente el inicio del próximo calendario académico para comenzar sus pasos vestida de blanco y rojo, en un aula de prescolar. Todavía no sabe leer, pero conoce de la enfermedad Covid-19 y que por ahí anda una vacuna que un día llegará a su brazo.

¿Ya acabaron de vacunar a los viejitos? Su pregunta, con mucha inocencia, tiene un ápice de madurez, porque su abuelita le dijo que primero llegaría el medicamento a los ancianos y luego al resto de la población, incluyendo los niños, para los que se hacen diferentes ensayos clínicos.

Dice que el día que le toque la vacuna va a reír mientras la enfermera la pincha -eso habría que verlo- y que lo hará para demostrar que es una niña valiente y que no tiene miedo a ese picazo de mosquito.

Como ella, miles de pequeños de la provincia de Las Tunas esperan ese instante maravilloso, para poder correr, ajenos a los peligros, por parques y plazas, para regresar a sus escuelas y para volver a la playa, a la casa de los tíos, al parque de diversiones…

vacunasLlegará pronto. Ya se anunció que en septiembre del año en curso empieza el proceso de vacunación de la población pediátrica contra el virus SARS-CoV-2 y para ello comenzaron los ensayos clínicos en edades comprendidas entre 3 y 18 años.

El primer estudio autorizado es con Soberana-Pediatría, con un esquema vacunatorio de 0, 28 y 56 días, con dos dosis de los candidatos Soberana 02 y una de Soberana Plus. También se hace un ensayo clínico pediátrico con la vacuna Abdala en la provincia de Camagüey.

Pero, poder vacunarse contra ese mal no es la única fortuna de Yiliam en materia de salud. Lógicamente, ella no recuerda cuántas veces su frágil anatomía ha recibido el pinchazo salvador, el que previene contra padecimientos que en otros lugares se ensañan con los niños.

De hecho, con el programa nacional de inmunización, Cuba ha eliminado seis enfermedades: poliomielitis (1962), difteria (1979), sarampión (1993), rubéola (1995), parotiditis (1995) y tos ferina (1997). También, cuatro complicaciones o formas graves: la meningitis tuberculosa (1962), el tétanos neonatal (1972), la meningitis postparotiditis (1989) y síndrome de rubéola congénita (1989).

Como promedio, cada año se administran a los infantes cuatro millones 800 mil dosis de inmunógenos simples o combinados, lo que los protege contra 13 enfermedades. Una de ellas es la poliomielitis, mal que causó muchas muertes y limitaciones físicas.

Era 1962, cuando la lucha contra ese problema marcó el camino para mejorar la salud de la población cubana. Desde entonces, el acto de la vacunación es uno de los pocos momentos en los que el llanto de un niño da felicidad a los adultos y así se repetirá en los próximos meses, cuando una fina aguja saque lágrimas; pero prevenga contra la Covid-19.
(Con información de Granma)

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