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Las Tunas.- Desde su fundación, el Programa del Médico y la Enfermera de la Familia ha vivido varias etapas de transformación sin desligarse de los conceptos primarios que fundamentan su misión como guardianes de la salud del pueblo. Rescatar esas esencias, atemperadas a los escenarios actuales, constituye una motivación perenne de quienes a diario brindan servicios médicos en los barrios y comunidades.

La pandemia de la Covid-19 impuso un freno a varios de los procesos y, a la vez, importantes desafíos, en los que la Atención Primaria (APS) asumió un rol protagónico. Y quizás, como nunca antes, despuntaron las fortalezas, y también las debilidades. Por esa razón, cuando el país logró la estabilidad epidemiológica enfiló la mirada hacia el fortalecimiento de este programa, ideado por el Líder Histórico de la Revolución en el año 1984.

Actualmente, la provincia cuenta con 556 consultorios, distribuidos en zonas urbanizadas y rurales. Desde allí se desarrollan importantes programas sanitarios como el Materno Infantil, Adulto Mayor, enfermedades crónicas transmisibles (hipertensión arterial, diabetes mellitus, asma bronquial...) y transmisibles.

Norkis Sánchez Alonso, jefa de la sección de APS en la Dirección Provincial de Salud, explicó a 26 que se ha reforzado el trabajo en lo que consideran la columna vertebral de cualquier sistema: los cuadros. Lo primero, dijo, fue cubrir las plantillas y lograr la estabilidad de los directivos, quienes han recibido capacitación teórica y práctica. “Hemos impartido diplomados en todos los municipios para que se comprendan los objetivos adaptados a las condiciones de la nación.

“Hemos estado rescatando el movimiento de avanzada Mario Muñoz Monroy que comienza desde la Universidad de Ciencias Médicas, e integra a los estudiantes de mayor rendimiento y a los profesionales de mejor trayectoria de la APS. Un grupo de ellos está incorporado a las actividades de cuadros y otros a la labor investigativa y científica, dígase doctorados en Ciencias Médicas, al proceso de categorización docente y a maestrías, lo que repercute de manera favorable en la calidad de las prestaciones”.

En la asistencia médica, explicó, se ha trabajado con el registro y la dispensarización en todos los consultorios médicos de la familia, teniendo en cuenta que esa tarea se detuvo por dos años. A la par, analizan la situación de salud, una tarea que requiere de la contribución de los principales factores del barrio, que incluyen a los CDR, la FMC, la UJC, la ACRC…

“Por ejemplo, hoy son elevados los índices de infestación del mosquito Aedes aegypti y se reportan pacientes con dengue. Cuando ya interviene Salud con las acciones de tratamiento focal y adulticida, la batalla está casi pérdida, porque el objetivo es lograr que no prolifere el mosquito, y en ese empeño son determinantes los habitantes de la comunidad. Hemos capacitado a activistas de los CDR, brigadistas sanitarios y jóvenes para que se involucren en la solución de los problemas junto al Equipo Básico de Salud”, explica.

La especialista resaltó entre las fortalezas la disponibilidad del recurso humano, pues la APS hoy goza de una cobertura importante de profesionales, a la que se suman nuevos graduados. “Este año solo debemos reforzar con médicos de otros municipios a Amancio, porque un grupo de los egresados de ese territorio optó por especialidades directas y no va a ejercer a la APS.

“Si tenemos el recurso humano y estamos enfocados en su constante capacitación, lo que nos falta es un mayor control de la calidad del trabajo. Para ello diseñamos un plan, tanto a nivel municipal como provincial, de visitas a los policlínicos y a los consultorios médicos para detectar las debilidades y buscar alternativas para su solución” aseguró.

Respecto a esos problemas que inciden en la asistencia, expuso que no es suficiente la resolutividad a este nivel. “Por ejemplo, ahora no funciona el programa de las pruebas citológicas por la escasez de recursos, y eso se traduce en la necesidad de realizar más acciones de pesquisas para la detección oportuna de la sintomatología".

Comentó que todavía hay dificultades con la glucometría y otros insumos, además de locales adaptados en los que radican varios consultorios y algunos sobrepasan los mil habitantes, que es lo establecido por el programa.

No obstante, existen cuestiones subjetivas mediadas por dos años de pandemia que transformaron los estilos de trabajo. “Hemos identificado debilidades en la calidad de la atención y en el cumplimiento de los principales programas, y es ahí donde está el reto, en detectar quién se va quedando atrás, qué falta por hacer y cómo lo vamos a resolver”, concluyó.

 

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