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Las Tunas.- Este es un año importante para el trabajo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Las Tunas. Y no solo por las transformaciones estructurales que se anuncian y les nutrirán, entre otros elementos, de más personas en los municipios y menos activas en la Delegación Provincial.

Tampoco se reduce esa sentencia a las dinámicas que van de la mano de la Ley de Medio Ambiente, “que ya existe y es integradora, porque la biodiversidad y los recursos naturales no se conservan solo con medidas, hay que aplicar ciencia”, como dijera recientemente a la prensa Gisela Olano Felipe, delegada del Citma aquí.

Es significativo este 2025 porque, después de un calendario anterior de consolidación y buenas prácticas, la lógica invita a crecer y hacerlo con visión holística, fomentando el desarrollo desde un pensamiento innovador, partiendo de los sectores estratégicos y apostando a la solución de los problemas sociales.

Parece una meta ambiciosa pero, si analizamos el contexto actual y los tantos desafíos que enfrenta la sociedad, entendemos la urgencia de dar a la ciencia y la integración un protagonismo real en ese entramado de deudas por saldar.

La delegada es enfática en lo capital de hacer cada día verdad la gestión de gobierno basada en ciencia. “Se ha ido fortaleciendo en Las Tunas, sí. Hay un despertar de grupos de trabajo temporales con la intención de tener en cuenta el quehacer en equipo en la toma de decisiones, el conocimiento científico y la solución de los problemas desde un enfoque integrado.

“En el 2024 tuvimos un crecimiento en la ejecución de los proyectos territoriales, con seis; incorporamos 14 doctores en Ciencia y ya contamos con 204 en la provincia; podemos hablar de 20 proyectos territoriales en general, 28 internacionales, 66 sectoriales y alrededor de 47 que no están asociados a programas específicos; y tenemos claro que el desarrollo debe ser sostenible siempre”.

La experta, apasionada de estos asuntos y con la franca intención de aglutinar, asegura que romper las barreras de los sectores, articulando acciones, sin protagonismos individuales, es el trabajo que más esfuerzo demanda. Y hacia él se encaminan los mayores empeños.

“Resulta indispensable la formación del capital humano, además del científico, porque quienes están involucrados en los procesos productivos necesitan ser atendidos; es vital capacitar a las personas sobre cómo ser más resilientes y, para eso, hay que fortalecer las estructuras en la base, nutrirse de la experiencia de los asentamientos y visualizar los saberes que, por años, han estado allí.

“Muchos son los temas por atender, el cambio climático es ya una realidad, por ejemplo; también tenemos brechas abiertas en la sociedad que necesitan atención urgente y, para todo, la ciencia constituye una plataforma esencial. Lo que incluye la aplicación de los resultados científicos, que no se engaveten, y muchos otros retos”.

Sin dudas, una faena de apremio que exige talento, sensibilidad y apoyo, para hacer a Las Tunas mejor, desde la labor científica y sus respuestas.

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