Ernestina Arias Rivera, jefa de contabilidad en Bandec Las Tunas.

Las Tunas.- En la Dirección Provincial del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) los días se miden en números, balances y cierres contables. Allí, entre papeles, sistemas informáticos y la disciplina que exige la Contabilidad, transcurre la vida laboral de Ernestina Arias Rivero, una mujer que ha dedicado más de una década a esta institución y que habla de su quehacer con la serenidad de quien ha aprendido a encontrar regocijo en la precisión.

Su historia deja ver que no se trata solo de un empleo, sino de un camino de crecimiento profesional. "La contabilidad en un banco no es comparable con la de otras entidades", asegura.

"Aquí no hay un mañana, cada día debe cerrarse con exactitud, porque los clientes confían en que sus cuentas reflejen la realidad al instante; a diferencia de las empresas, en las que el cierre contable puede tardar varios días. Nosotros sí que no podemos dejar nada pendiente porque todas las operaciones son en línea.

"He trabajado en Bandec durante casi 11 años. Empecé en la Sucursal 6441, en el área de Crédito. En abril del 2015 me incorporé a la Dirección Provincial, primero como jefa del Departamento Estadístico y hoy asumo la dirección del área de Contabilidad, que se fusionó con Efectivo y Estadística. Resultó gratificante asumir este reto", expresa.

El clima laboral es agradable. Ernestina asegura que son pocos, pero unidos. Entre las paredes de Bandec existe una guardería improvisada; varias de las trabajadoras son madres de niños pequeños y a veces, por situaciones ajenas a su voluntad, deben llevarlos al trabajo.

“No se deja de ser madre por estar trabajando”, comenta Ernestina Arias.

"No se deja de ser madre por estar trabajando", comenta con naturalidad. La vida familiar fluye en paralelo; un matrimonio de más de 30 años y una rutina bien organizada le permiten equilibrar responsabilidades.

La institución vive un cambio generacional. Tras más de dos décadas con los mismos directivos, la jubilación de ese grupo abrió paso a una nueva hornada. Ella, aunque con experiencia en el ramo bancario, se reconoce pionera en su rol de jefa de Contabilidad. Sin embargo, la transición ha sido positiva; se mantiene la continuidad del trabajo y el desarrollo de la entidad.

El día a día no está exento de dificultades. La dinámica del banco exige permanencia y, en las sucursales, el contacto directo con los clientes intensifica esa exigencia. Aun así, Ernestina asegura que el esfuerzo vale la pena. En su voz se percibe orgullo y la satisfacción de formar parte de un engranaje que funciona con mucho compromiso.

"En el departamento trabajamos cinco personas; antes éramos 12, pero con el reordenamiento las plazas no necesarias se han ido cerrando. Cada trabajadora tiene funciones específicas, controlar gastos e ingresos y coordinar con las sucursales.

"Hace dos meses fuimos auditados por la Dirección Provincial, con resultados satisfactorios, sin deficiencias. Eso demuestra que estamos ordenados y que se respira un ambiente confiable", sostiene.

Consciente de las exigencias de su labor, reconoce que su función no siempre es fácil. En sus palabras late un gran sentido de pertenencia. Habla de su colectivo como una familia pequeña y de la organización como un valor que sostiene la confianza de los usuarios.

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