Fidel Giron

Las Tunas.- En julio de 1958, en el territorio liberado del Segundo Frente Oriental Frank País, surgía la Policía Rebelde (PR), que se encargaría de evitar desmanes en las zonas liberadas.

Ya entonces Fidel Castro previó la necesidad de, una vez logrado el triunfo, garantizar la protección de la propiedad social e individual, el enfrentamiento al delito común, la especulación y el mantenimiento del orden interior en general. Es por eso que en fecha tan temprana como el 5 de enero de 1959, se funda la Policía Nacional Revolucionaria.

Al frente de la naciente institución armada fue designado un tunero, el comandante Efigenio Ameijeiras.

Desde su surgimiento enfrentaron sucesos trascendentales; entre ellos, la invasión mercenaria por Playa Girón y el fenómeno de las bandas de alzados contrarrevolucionarios que el imperialismo organizó, abasteció y sufragó desde el propio año 1959, en distintos lugares del territorio cubano.

LA DECISIÓN DE VENCER O MORIR

Al amanecer del 19 de abril de 1961, el capitán Roberto Morales Benítez, jefe de la cuarta compañía del batallón de la PNR, avanza por el flanco izquierdo junto a otras unidades. Por el flanco derecho, junto al mar, al frente del cuarto pelotón avanzaba resuelto un hijo de Las Tunas, Antonio Catalá.
Habían partido desde punta Perdiz, con la convicción de “¡Patria o Muerte, muerte al invasor!”.

Amanecía, de pronto la aviación enemiga surgió de la nada y comenzó a disparar sobre el terraplén. Las cuatro bocas emplazadas en las cercanías, y operadas por “niños artilleros” (muchachos de 14 y 15 años que se enfrentaban a los yanquis con valentía), repelen el ataque.

Los jóvenes policías desde sus posiciones también disparan a los aviones que se alejan ante la cortina de fuego que los persigue.

El fuego intenso de artillería, obuses, morteros y bazucas se intensifica sobre el terraplén por donde avanza el batallón de la PNR, muchos caen abatidos por el fuego, “era un verdadero infierno”.

Desde las cunetas a ambos lados los policías combaten con fiereza, se escuchan aclamaciones y gritos de Patria o Muerte, pero nadie se amilana y la columna continúa su avance.

Nuestra aviación aparece en el cielo, y persigue a los aviones enemigos que huyen, la tropa grita de alegría y saluda a los pilotos que, resueltos, se lanzan a la persecución de las naves enemigas.

Al atardecer ya estaban en la playa, nuestros tanques combatían, muchos fueron impactados. Había numerosos compañeros heridos y muertos, la artillería cubana los batía con precisión.

“Ahora el infierno lo experimentaban los mercenarios”. Les prometieron un paseo de rosas, que serían recibidos como héroes, pero la Isla indómita no entiende de traidores ni mercenarios, los recibió con fuego y metralla.

Cada compañero herido, cada compañero muerto, aumentaba la decisión y determinación de expulsar al invasor y vengar su pérdida. Sofiel, Sánchez y el capitán Carbó y tantos otros, 18 jóvenes policías perdieron la vida en aquel combate, lucharon con determinación y heroísmo. En total sufrieron 31 bajas, incluyendo 13 milicianos de la compañía ligera de combate del Batallón 116, que apoyaba con sus morteros bajo las órdenes del capitán Carbó.

OTROS NOMBRES DE LA GLORIA

El 16 de abril de 1961, nuestro pueblo y las instituciones armadas están en pie de lucha y el 17, al filo de las 9:00 de la mañana, el comandante Efigenio Ameijeiras Delgado, acompañado del capitán Luis Artemio Carbó Ricardo se reúne con un grupo de combatientes.

Sube sobre el capó de uno de los autos que se encontraban estacionados en el patio y pronuncia las siguientes palabras: “Compañeros, llegó el momento esperado por nosotros, tropas norteamericanas han desembarcado en un lugar de la Isla, aquí vamos a pelear los jóvenes, las mujeres, los niños, los ancianos. Y después que este pueblo muera en la lucha, el mundo dirá: murió un pueblo defendiendo su libertad. Todos queremos ir, pero mucho de ustedes no irán, tenemos que cuidar la ciudad. Adelante compañeros, ¡Muerte al invasor!”.

Los batallones de la PNR trabaron combate con los mercenarios derrochando heroísmo, sin retroceder un centímetro en defensa del suelo patrio.
Cuando faltaban horas para alcanzar la victoria del día 19, cae en combate el sargento de primera Eusebio Rafael Izquierdo, El Negro, joven policía oriundo de Yeso 5, Vázquez, Puerto Padre.

Ese propio 19 de abril caía también combatiendo en la carretera de playa Larga otro tunero, Heriberto Cortés Iglesias, quien hasta ese momento se encontraba en las villas combatiendo contra las bandas de alzados.

Hombres humildes del pueblo que ofrendaron sus valerosas vidas en defensa de nuestra independencia y soberanía.

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