Milicias revolucionarias

Las Tunas.- En el territorio de la actual provincia de Las Tunas, los trabajadores del Comercio integraron, al triunfar la Revolución, la Brigada Calé. Inició de ese modo un gran movimiento en defensa de la Patria a través de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), al que se fueron sumando otros sectores de obreros, campesinos y estudiantes.

Así, desde finales del año 1959, comenzaron a organizarse las primeras compañías en el municipio de Puerto Padre, las cuales se subordinaban y complementaban las fuerzas del Escuadrón 73, radicado en Delicias. Posteriormente, en el transcurso del año 1960, se fundaron los batallones 103, en la Villa Azul; 104, en Chaparral, y el 105, integrado por personal del central Delicias.

La jefatura de los mismos en el momento de su constitución era ejercida por Jorge González (103), José Ripoll (104) y Antonio Vidal (105). En Vázquez, Edilberto González y Eric Álvarez Amado formaron los primeros grupos de Milicias, los cuales con posterioridad se integraron en el BON 595.

En la organización y preparación militar de las Milicias en el término de Puerto Padre desempeñaron un importante rol los capitanes Lázaro Blanco y Raúl Manchón, en su condición de jefes del Escuadrón 73, de Delicias. También hizo un notable aporte el jefe de Intendencia (retaguardia) Maximiliano Correa, quien ocupó diversas responsabilidades en el mando militar.

En vísperas de la agresión mercenaria por Playa Girón, Maximiliano Correa hizo entrega de la dirección de las Milicias a Erasmo Infante, quién se había formado como oficial de las MNR en Moa.

Por su parte, en la región de Amancio la agrupación de Milicias radicó en la antigua caballeriza. La primera escuela creada allá para la preparación de los milicianos fue ubicada en el poblado de La Estrella; se llamó Félix Peña y la dirigió el capitán Luis Orlando Pantoja. Para sufragar la compra de su vestuario los milicianos hicieron movilizaciones agrícolas.

En Elia, actual municipio de Colombia, comenzaron a organizarse sus estructuras a finales del año 1959. Entre sus dirigentes se encontraba el primer teniente Orlando Bravo; desde allí fueron enviados 500 jóvenes a cursar la Escuela de Milicias en el Acueducto de Camagüey.

A mediados de 1960 en la ciudad de Victoria de las Tunas, donde se había iniciado la organización de las Milicias con la creación de la Brigada Calé, los milicianos se encontraban inmersos en el acondicionamiento de su cuartel como centro de adoctrinamiento militar y político. Al frente del mismo estaba el cabo Góngora.

Dentro de las tareas desplegadas en la etapa analizada, cabe destacar la custodia de los principales objetivos económicos, sociales y militares del territorio. Participaron directamente en las intervenciones de tierras y de establecimientos comerciales. Además, brindaron un importante aporte en la realización de la primera zafra del pueblo.

En los días inaugurales de enero de 1961, los milicianos tuneros participaron en la movilización general llevada a cabo con motivo del cambio de presidente en los Estados Unidos y el recrudecimiento de la escalada anticubana.

Ante la amenaza de intervención directa de las tropas norteamericanas, los estudiantes, obreros y campesinos se atrincheraron por espacio de un mes a lo largo y ancho del territorio en defensa de la Patria, sin paralizar las fábricas y la prestación de servicios a la población.

La movilización de enero de 1961 fue la primera que con carácter general se desarrolló en el país, y la misma contribuyó a formar el dispositivo militar del territorio y sentó las bases para hacer frente a cualquier agresión imperialista.

El inicio del año 1961 estuvo caracterizado por la agudización de la lucha de clases en todos los frentes. Tanto dentro, como fuera del país, las provocaciones y campañas contra la Revolución Cubana se incrementaron como parte del plan concebido por el Pentágono para crear las condiciones propicias para el ataque directo en abril de 1961.

En esas circunstancias, cientos de milicianos inundaron los campos tuneros y del país en lucha tenaz contra las bandas contrarrevolucionarias que llegaron a formarse en todas las provincias. Pero el foco principal se dislocó en el macizo del Escambray. Hacia ese territorio fueron enviadas fuerzas considerables de milicianos de todo el territorio nacional.

A principios de 1961, tres de los recién creados batallones de las MNR en suelo tunero partieron hacia Las Villas para participar en la operación que se denominó la Limpia del Escambray.

El Batallón número seis, integrado en lo fundamental por milicianos de "Amancio", se destacó en la acción combativa de Topes de Collantes, librada el 17 de febrero de 1961.

Por su parte, el Batallón 105, integrado por los obreros del central Antonio Guiteras, reforzado por dos compañías del 103, de Puerto Padre, bajo el mando de Antonio Vidal y Raquel Ramírez, salió para el Escambray en el mes de enero de 1961 y regresó el 11 de abril de ese año.

Este batallón operó en la zona de Trinidad, Magua, Condado, Algarrobo, Polo Viejo, Topes de Collantes, El Naranjo y las lomas Pico Tuerto y Gavilanes. Las operaciones fueron dirigidas por Eddy Suñol Ricardo y Omar Iser Mojena. Producto de las mismas fueron capturados cerca de 80 bandidos.

El otro batallón del territorio participante en la Limpia, el 121, fue integrado en lo fundamental por 304 tuneros y 169 de otras provincias, principalmente de Holguín y Santiago de Cuba.

En la gesta del Escambray, Las Tunas aportó la sangre de sus hijos, allí cayó heroicamente, durante la primera limpia, el miliciano Claudencio Betancourt Rivero. Su muerte se produjo el 27 de febrero de 1961, cuando los bandidos intentaron romper el cerco en Topes de Collantes.

En estos días de Girón vale la pena recordar su arrojo. Estos hombres fueron determinantes en la victoria cubana de abril de 1961, la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América.

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