dianelys tejeda salinas con su mama foto migueldn

Las Tunas.- Aunque es la menor de los tres hermanos, nunca ha sido una niña mimada. Cuando lo dice ríe y mira a su mamá, a su lado, quien con orgullo en sus ojos le pasa la mano por el pelo a su pequeña de 29 años, que se independizó desde edades muy tempranas, cuando se fue becada a la Escuela Nacional de Gimnasia, y hoy es el orgullo de la familia, por eso de ser la más chiquita, vaya, para que los demás no se pongan celosos.

Y ella, Danielys Tejeda Salinas, mira con sus grandes ojos hacia la cámara, y confiesa que le dan deseos de llorar cuando habla de su familia, y seca una lágrima que se aventura a recorrer su mejilla. Pero se recupera y asegura que su familia es muy unida y todo lo que es se lo debe a su apoyo incondicional.

"De otro modo me sería difícil. Porque aun con mi independencia, desde que era una adolescente, no pudiera con mis responsabilidades si no tuviera a mis padres, mi esposo, que me sostienen para que siga adelante en todo lo que hago".

dianelys tejeda salinas con su hijo cristian foto migueldnGraduada de ingeniera hidrógrafo geodesta y máster en Geomática, Dianelys es especialista de la Oficina Provincial de Hidrografía y Geodesia de Las Tunas, una labor muy amplia y compleja, con muchas áreas y entidades involucradas, a la que dedica largas horas desde su casa, en teletrabajo.

También es profesora de Hidrografía y Medios de Señalización Marítima en el Departamento de Geografía de la Universidad de Las Tunas; y en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) se desempeña como activista para atender a los jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo y a las personas en situación de vulnerabilidad, en el Bloque 77-A, Delegación 1, del reparto Aguilera, su lugar de residencia.

"A todo eso hay que sumarle la misión más difícil, creo yo: la atención y educación de mi niño Cristian, de 4 años de edad, que cuando llega del círculo de la mano de su padre se acaba la tranquilidad de la casa; y ya no me deja trabajar más, porque primero me cuenta todo lo que aprendió y lo que hizo y después tengo que prestarle un rato la computadora para que juegue. Pero es lindo", dice, y vuelve a iluminar la casa con su risa, mientras abraza a su pequeño revoltoso.

Una buena parte del tiempo libre lo dedica al trabajo de la FMC. "Es una labor constante, sistemática, no es de un momento específico. Yo tengo que atender a los jóvenes desvinculados, que es difícil porque se trata de una acción de convencimiento, de ayudar a buscar solución a cada caso, además de las personas vulnerables que necesitan de otros todos los días.

"Este es un trabajo entre organismos, unidos a la FMC, con una repercusión porque a través de los estudios que hacemos se pueden identificar los casos vulnerables, los jóvenes que necesitan ayuda. También estamos al tanto y actuamos en los hechos de violencia intrafamiliar, las personas postradas, de cómo se tratan por parte de los cuidadores". 

Dianelys es un ejemplo de las jóvenes cubanas de hoy, de las mujeres empoderadas en su entorno social. Cada día da lecciones de sacrificio y entrega en las diferentes facetas de su vida. Y aunque los días se vuelven cortos por tantas tareas por hacer, cuando definitivamente se acuesta a descansar, antes de dormir repasa la jornada, y anota en su mente lo que hizo y lo que ha quedado para mañana, desde el punto de partida y hasta el punto de llegada, para no dejar ningún cabo suelto y cumplir con cada una de sus responsabilidades.

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