Foto: Reynaldo López Peña.
Las Tunas.- El Día Mundial del Medio Ambiente se centra este año en la concientización ante la contaminación por plásticos. Jorge Álvarez Álvarez, director general de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), dijo recientemente a la prensa que el país cuenta con una ley ya aprobada en la Asamblea Nacional, aún no publicada en la Gaceta Oficial, que establece la obligación de crear un plan para reducir el uso de plásticos desechables y aumentar la eficacia del manejo de los residuos y de los procesos de reciclaje.
En Las Tunas, a juicio de los expertos, comienza a darse mayor utilidad a este recurso desde hace algunos años, asociado a la proliferación de actores económicos e iniciativas locales que fomentan su reutilización; aunque, también destacan, falta mucho por hacer.
PLASTIQUEROS, EL RECURSO DE VUELTA A LA UTILIDAD
Los plastiqueros no quisieron conversar con 26 o, para ser justas, decidieron que el medio de prensa no publicara nuestros diálogos y, con ellos, sus nombres y los enrevesados caminos del oficio que les da de comer.
Quizás porque saben que el plástico, la materia prima vital de la que les nacen juguetes, trapeadores, cubos y muchos otros objetos (por cierto, cada día con mayor calidad en el detalle) llega a ellos, en su mayoría, a través de buzos y carretoneros; personas que hacen recogidas alternativas a las vías legales previstas para el reciclaje en el país; o tal vez porque se conocen entre ellos y fueron avisándose por teléfono que dos periodistas, con sus interrogantes, podrían poner al desnudo los vericuetos de las contrataciones y los mil y un embrollos que rondan su actividad.
Así que nos tocó quedarnos con las ganas de contar sus historias en primera persona, lucir sus fotos y mostrar el laborioso aparataje en torno a su trabajo. Sin embargo, de la conversación con varios de ellos, obtuvimos algunas cuestiones en claro.
Supimos que solo compran el plástico que flota en el agua, “el resto no es bueno para estos procesos y puede ser más peligroso para la salud”; por eso no se debe gastar en ellos los alrededor de 15.00 pesos que cuesta cada libra del producto. Primero se muele, luego toca lavarlo, secarlo y, finalmente, fundirlo.
Nos comentaron que, aunque es mucho trabajo para una sola persona, les resulta prácticamente imposible contratar a obreros estables que puedan, además, declarar legalmente como trabajadores suyos, pues quienes se acercan buscan ganarse un dinerito durante un tiempo, y luego se van, por lo general no completan ni el mes.
También constatamos que laboran casi siempre por encargos y que, cuando llegó la covid-19, el panorama se puso más duro para el negocio, al punto de que, este año, ha sido muy difícil debido a las escasas ventas.
Los plastiqueros de otras provincias no producen lo mismo que los de aquí; por eso, más que competencias, estrechan alianzas. En estas tierras se hacen figuras decorativas y juguetes, principalmente pintados; en Holguín, por ejemplo, no se pintan y son más chiquitos y en Camagüey tienen más producciones de trapeadores, escobas y otros útiles del hogar.
Foto: Reynaldo López Peña. ¿DE VERDAD ES TAN DAÑINO EL PLÁSTICO?
La intención de sacar el plástico del medio ambiente y darle valor de uso (economía circular) va ganando espacio en Las Tunas. Al decir de Cándido Alberto Medina Segura, jefe del Departamento de Instrumentos de Política Ambiental del Citma en este territorio, escoltar el proceso es parte de sus funciones.
Y entonces afirma que “la mayoría de los plásticos despiden toxinas que suelen ser muy dañinas para el ser humano; algunas se asocian con afecciones oncológicas, endocrinas y de similar calibre, nocivos para todas las formas de vida”.
Explica que los microplásticos afectan la flora marina y nosotros, parte de la cadena trópica, nos alimentamos de los peces que los han comido en su dieta habitual; ese elemento, algo que parece tan lejano e improbable para algunos, ocasiona enfermedades respiratorias que pueden ser graves, por decir lo mínimo de entre todo lo posible.
Es preciso, según el experto, limitar la utilización de plásticos de un solo uso (bolsitas, absorbentes, cajitas de envolturas para comidas rápidas) y la concientización en este sentido permite reducir padecimientos hormonales y prolongar la vida.
“A veces para calentar la comida en el microondas usamos una cazuela plástica que no es la adecuada, y no sabemos que todos los productos químicos que contiene el recipiente se adhieren al alimento o al agua; eso va para el biberón de la leche de los niños, por ejemplo, y llega a ser muy lacerante a largo plazo.
Medina Segura manifestó que el Citma, como institución, está en capacidad de acompañar y explicar la importancia del uso sostenible de este recurso, y de cómo manipularlo mal es capaz de ocasionar grandes dilemas. Añadió que existen entidades como la Empresa de Recuperación de Materias Primas (ERMP), cuyo encargo social incluye atender y reciclar, pero los ciudadanos y actores sociales debemos tomar conciencia del daño real al que estamos expuestos y de la urgencia de lograr entre todos una cultura del reciclaje.
Foto: Dayana Menzoney.
RECOGIDA DE PLÁSTICOS EN LAS TUNAS, FALTA MUCHO MÁS
El reciclaje es el tercer componente clave de la conocida regla de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. En Las Tunas se reciclan ahora, mensualmente, entre ocho y 10 toneladas de unos ocho tipos distintos de plástico. Así lo explica a 26 Keldhi Fonstecilla Matos, director de la ERMP y acota que eso es resultado de una nueva estrategia de precios que favorece mucho a quienes realizan la actividad de reciclaje, porque antes la cantidad rondaba, cuando más, la tonelada y media.
“La gente cree que es plástico que se recoge y ya, pero el quehacer es intenso. Hace falta tecnología, que no la tenemos y de ahí las producciones cooperadas con los nuevos actores económicos que nos dan un poco de oxígeno en ese sentido; trabajar ese material requiere de molinos, aglutinadores, inyectores, extrusora y, por supuesto, todo forma parte de un procesamiento vital, pues todo lo que se hace no lleva el mismo tipo de plástico”.
Keldhis Fontesilla, director de la Empresa de Recuperación de Materias Primas Las Tunas. Foto: Juan M. Olivares.
Se mantienen activos puntos de recogida de reciclaje (conocidos todavía como casas de compras) en todos los municipios de la provincia para la comercialización de materias primas por parte de las personas naturales. Y, a través de ellos, se recaudan hasta tres millones de pesos cada mes; cifra que se halla por debajo de los cuatro millones de pesos que define el plan de producción.
En el caso de esta ciudad, se encuentran en Buena Vista, La Victoria (cerca de Acopio); y en la Base Tunas de Materia Prima (al lado del Taller 13 de marzo). En ellos se recepcionan y clasifican, además del plástico, los desperdicios de papel, cartón, textiles, algodón, así como las chatarras de acero, aluminio, bronce, cobre, plomo y acero inoxidable.
Así lo explicó a este medio la directora adjunta de la propia empresa, Nancy Ochoa Ascanio. Por ella conocimos que pocos trabajadores por cuenta propia se encuentran ahora vinculados con la entidad para sus producciones.
“Está Yúnior Ricardo Hidalgo, quien elabora frascos de un litro que son muy útiles en las tiendas minoristas, en farmacias y ópticas. Una buena evidencia de lo que se logra en este camino”.
Pero tampoco son tantos, y en eso es enfático Fonstecilla Matos: “Laboramos con las capacidades concretas que tenemos; por ejemplo, uno de los trabajadores por cuenta propia con quien mantenemos contratos utiliza cinco toneladas mensuales de plástico, o sea, el 50 por ciento de lo que llega a nosotros. Ese dato da la medida de por qué no nos abrimos a muchos más, aunque sí valoramos opciones, permanecemos al tanto y tratamos de crecer en función de ofrecer un nuevo valor de uso a muchos productos de este material”.
CONCIENCIA Y NUEVOS NICHOS ECONÓMICOS: ESTA VEZ DE LA MANO
La mayoría de los plastiqueros entrevistados aseguraron desconocer los mecanismos legales para buscar asesoría en su desempeño y confirmaron que acumulan años perfeccionando su faena desde lo empírico; lo mismo en los equipos con que cuentan, que en las vías que asumen para proteger su salud y superar escollos.
El hecho de que no son personas jurídicas no debía ser justificación real para que el debido apoyo no les llegue de alguna manera y, de paso, puede ser la manera de abrir cada día más el espectro de un engranaje que aporte a la economía local, al reciclaje eficiente y sustituya materias primas de las que no disponemos.
Especialmente si nos detenemos en el hecho de que, desde hace años, gran parte del sector poblacional limpia sus casas, utiliza cacharras y da a sus hijos juguetes salidos del ingenio de esas manos, que han suplido con sus productos enormes carencias de abastecimiento del mercado cubano.
Quizás, si se toman cartas en el asunto desde varios frentes, se pueda buscar una solución real al complicado tema de los buzos; gente que ya no se limita a recoger desechos de un espacio citadino y se ha movido peligrosamente, en algunos casos, a la periferia de los hospitales, los basureros estatales y otros sitios afines. Allí, en lugares que no siempre cuentan con el control requerido se encuentran tantas cosas que, lamentablemente, el plástico podría ser el menor de los problemas.
Lo cierto es que hablamos de un material que como residuo representa una amenaza creciente, pero también una oportunidad desperdiciada al ser duradero, ligero, económico y poseer la capacidad de moldearse fácilmente para convertirse en infinidades de productos como envases, tuberías, piezas industriales, embalajes y fibras para la industria textil, por solo mencionar algunos.
El concepto de economía circular no nació de un capricho, sino de la necesidad, pues promueve la optimización de recursos, la reducción en el consumo de materias primas y el aprovechamiento de los residuos. Vale la pena impulsar su concreción en nuestra geografía. Ojalá el Día Mundial del Medio Ambiente sea una fecha que nos ayude a reflexionar y a abrir un camino en ese sentido.
