Fidel  Castro Ruz

Las Tunas.- Mucho sucedió desde la madrugada del 13 de agosto de 1926 hasta la noche del 25 de noviembre del 2016… y aún sucede. La historia y las circunstancias que rodearon a Fidel Castro Ruz nos circundan. Ya nada o nadie puede contra este guerrillero y todavía hoy parece que la naturaleza frondosa de Birán le recibe, mientras perdura, sempiterno, el tiempo de los cedros.

Esta Isla en peso tiene su signo, sus raíces, su tronco, ramas, hojas, su sombra… todo él nos ampara, inspira, guía, nos impele a seguir, a brazo partido, por este país y el sueño-proyecto de la Revolución. La historia de Fidel es la de Cuba, la de nosotros, quienes nos antecedieron y los que vendrán. Y nuestra singladura nunca ha sido fácil, parece que nacimos para guerrear contra la tormenta, contra la adversidad.

DERRIBANDO PRONÓSTICOS

Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz¿Por qué y cómo los cubanos hemos resistido más de 60 años de presiones, guerra económica y comunicacional, terrorismo, invasiones…? La única respuesta está en la esencia misma de este pueblo y en la capacidad de la dirección de un líder que en medio de las más difíciles condiciones supo conducirnos a puerto seguro.

Del Comandante en Jefe, García Márquez escribió: “Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar. Su actitud ante la derrota, aun en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite y no tiene minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria. Nadie puede ser más obsesivo que él cuando se ha propuesto llegar a fondo a cualquier cosa. No hay un proyecto colosal y milimétrico en el que no se empeñe con una pasión encarnizada. Y en especial si tiene que enfrentarse a la adversidad”.

Que una nación 84 veces más pequeña que su imperial vecino haya opuesto resistencia ante la fuerza de quien se yergue con su hegemonía resulta, a veces, un verdadero misterio. Maestro en estas lides, el apasionado estratega supo cargar con el peso de tantos destinos ajenos, capear las ventiscas, sortear las dificultades, resistir, aprender, enseñarnos… vencer.

Todos sabemos de esa capacidad, la admiramos, disfrutamos y agradecimos en innumerables oportunidades; hoy la extrañamos. Pero somos hijos de la tormenta y aquí andamos con su ejemplo, como adarga al brazo, en desafío perenne contra los entuertos cotidianos que nos obligan a recordar el futuro y que nos indican que la Revolución no se hizo, sino que se hace cada día.

MAESTRO QUE CULTIVA EL PENSAR

Fidel  Castro RuzEl 12 de agosto del 2016, la víspera de su cumpleaños 90, narró: “A los 6 años, una maestra llena de ambiciones, que daba clases en la escuelita pública de Birán, convenció a la familia de que yo debía viajar a Santiago de Cuba para acompañar a mi hermana mayor (…). Me enviaron, después de tres años, al colegio La Salle (…). Pasaron casi tres años sin que me llevaran jamás a un cine.

“Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso. Excúsenme que no lo haya hecho hasta ahora, solo que tengo ideas de lo que se puede y debe enseñar a un niño. Considero que la falta de educación es el mayor daño que se le puede hacer”, concluyó en aquella reflexión titulada El cumpleaños.

Estas vivencias desandan la ruta de quien tempranamente aseguró que teníamos que desarrollar las producciones de la inteligencia, “ese es nuestro lugar en el mundo y no habrá otro”, afirmó.

Una búsqueda nos aporta mejor visión del valor que le confirió siempre a la educación y de cómo valoró su influencia en el desarrollo social y en la salvación de la depredación del medio ambiente, una de sus grandes contiendas. En enero de 1960, cerca del 25 por ciento de la población cubana, una de cada cuatro personas, era analfabeta; el personal de Salud abandonaba en masa su suelo natal y el desarrollo de la ciencia era entonces un sueño, un imposible solo realizable a golpe de voluntad, agudeza y empeño.

No obstante, en medio de ese escenario, el joven rebelde sentenció: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia; tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando, lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia”.

Por encima de carencias de toda índole, la Mayor de las Antillas no se ha desviado de esa ruta y ha preservado, hasta el día de hoy, su obra humanista, asentada en la confianza en los valores éticos, en la capacidad de soñar con lo descomunal y de transformarlo en realidad; nada habría sido posible sin un desarrollo educacional en todos los ámbitos.

POESÍA PRECIPITADA EN ACCIÓN

Fidel, en las raíces de Cuba

El destino de Cuba y el de Fidel danzan en sintonía; es el sendero de los que luchan, de los inconformes que a un sueño cumplido, se trazan uno nuevo y caminan, y empujan y levantan con sus amaneceres el destino de la humanidad. Así lo vimos tantísimas veces los cubanos, aupándonos la esperanza a contrapelo de carencias e impedimentas, sembrándonos el orgullo patrio.

Aquí, en Las Tunas, lo tuvimos en actos, instituciones, ingenios, fábricas, carreteras… tocando diversos espacios y conminándonos a ver más allá; de esa aspiración brotó la frase que forma parte de la memoria popular de convertir a la provincia en “una verdadera tacita de oro”.

Como Martí, él es una presencia permanente entre nosotros, constituye “reserva para el invierno rudo”, fuente para la esperanza, manantial contra el cansancio…; es este país, con su complejidad y belleza, es poesía.

A propósito de la poesía y de cómo esta se imanta con el devenir de mujeres y hombres, en 1960, en el periódico Hoy, Nicolás Guillén escribió: “Pues poesía no es solo aquella que se encierra en el verso o en la prosa, la que puede vibrar en el lenguaje, sino asimismo la que se precipita a la acción. Tenemos la sospecha de que Fidel Castro no ha escrito nunca un pareado, pero nadie osaría negar la grandeza épica y la ternura lírica de toda su obra revolucionaria, que es un vasto poema, como ningún poeta ha escrito jamás en Cuba hasta hoy”.

En esa entrega de la que habla el Poeta Nacional está el corazón para andar, para no equivocar el horizonte, para tener la seguridad de que, amén de los reveses, se puede luchar y vencer; para mantener la convicción de que, a pesar de la probable ingratitud existe el mejoramiento humano; para confiar en la vergüenza y la utilidad de la virtud; para practicar nuestra humanidad incluso con mesa pobre y enjuto bolsillo…, para preservar este acto de amor que es la Revolución.

Caballero de la aurora, Fidel está en el torrente sanguíneo de la nación, naciendo entre los cedros y naranjales de Birán.

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar