Yolanda Velázquez Téllez, fundadora del Periódico 26

Las Tunas.- Puede esta mujer que tengo delante afirmar que quizás no recuerde mucho su primer día entre los saltos de las teclas de las máquinas de escribir y aquellos latidos fuertes en el pecho, como si la ahogaran, al saberse, prácticamente sin experiencia, fundadora de uno de los acontecimientos más relevantes y esperados por estas tierras, la circulación del periódico 26.

Sin emabrgo, entre gestos muy propios, sonrisas que despiertan los recuerdos y el amor incondicional que entregó desde el primer minuto, la conversación fluye como las aguas claras de esos riachuelos que te invitan a sumergirte sin temor alguno. Yolanda Velázquez Téllez no olvidó nunca y, ahora, desgrana sus memorias con intensa fluidez.

"Allí en la calle Joaquín Agüero fue donde empezamos -dice. En aquellos años había una imprenta, ahora radica en este espacio el bazar Dos Mundos. Te puedes imaginar que hacer el periódico no era como ahora. Nosotros usábamos una máquina de escribir, pero la conformación de cada edición impresa, que circulaba todos los días, se realizaba de manera manual, se escogía letra por letra hasta crear una palabra y así sacábamos el trabajo, para luego ir a Holguín a imprimirlo".

Tarea dura la de aquellos años, en las que mostrar a los tuneros el acontecer local constituía un reto placentero. Este también fue el caso de Yolanda, encargada de atender a los corresponsales nacionales y a los voluntarios.

"¿Quiénes eran los corresponsales voluntarios?", le pregunto en medio de un calor que hace que, por minutos, volvamos al presente y comentemos de las intensas lluvias del mes de junio, los altos precios, el sol que hace por estos días y el temor a una entrevista. Vuelve a sonreír y me responde sin ningún titubeo: "Eran trabajadores y estudiantes. Pertenecían a los centros laborales y estudiantiles del territorio. Ellos mandaban una información, y nosotros teníamos una sección que se llamaba Corresponsales, y ahí se publicaba. Estaba dedicada a personas que les gustaba el periodismo, pero que no lo ejercían. A través de una llamada telefónica reportaban si había una actividad de la Central de Trabajadores de Cuba, de los Pioneros o la Unión de Jóvenes Comunistas, y esto luego se escribía, se hacía una información más elaborada". 

De aquella etapa recuerda con mucho cariño a su jefe, Rossano Zamora, a quien le decían Gallo. El brillo de los ojos avala sus palabras. "Era la persona más especial que conocí. Él nos enseñó a todos los que empezamos allí, que no éramos graduados de Periodismo, cómo debíamos hacer las cosas. Tenía un carácter fuerte, pero especial en la atención a las personas. Si realizaban una actividad a la que los trabajadores no podíamos ir, después preparaba una para nosotros. Siempre permanecía atento a los problemas de cada uno.

"Recuerdo que hubo una división político administrativa en la provincia. En la región que llamaron Pecuaria, ubicada cerca de la línea del Ferrocarril, en Bonachea, con una estructura igual a la de un municipio, seguí trabajando con los mismos corresponsales. Para ese momento ya 26 radicaba en la calle Colón, al lado de la emisora Radio Victoria".

El amor por esta profesión la hizo apostar por los cursos introductorios que se abrieron para quienes no eran graduados universitarios. Luego podían ingresar a la Universidad de Holguín. Por cuestiones personales Yolanda solo transitó hasta el tercer año, pero adquirió habilidades que le permitieron mejorar la calidad de sus responsabilidades cotidianas.

El rotativo le abrió horizontes a esta mujer sencilla y modesta, quien me cuenta sobre esta importante etapa con una apasionada calma. Es como si esos años, ahora mismo, estuvieran aquí entre nosotras. Y lo están. Ella logra que así sea.

"Durante este tiempo en 26 conocí a mi esposo y tuve mis hijos. Nos sentíamos tan comprometidos con el trabajo que no nos atrevíamos a faltar. Mis hijos durmieron la siesta encima de los periódicos; ellos nada más se llevaban dos años y se enfermaban casi al mismo tiempo, y así mismo me los llevaba conmigo.

"El cambio de locales fue en los inicios algo que casi nos caracterizaba. Primero en la calle Joaquín Agüero, después nos pusieron al lado de la Radio. Seguidamente para donde radica ahora la Agencia Cubana de Noticias, hasta llevarnos al lugar en el que radica ahora, encima del Poligráfico. Aquí continuamos trabajando con las tecnologías que nos podíamos permitir, las máquinas de escribir y las ganas de sacar adelante aquel proyecto.

"Allí fuimos una familia, no de la boca para afuera, sino una de verdad, nos llevábamos bien y nos apoyábamos. No éramos muchos, pero lográbamos sacar el acontecer noticioso de la provincia sin problema.

"De esos años me acuerdo de Julio César, de Chaparra, con una pasión increíble; Quiroga, de Manatí; Arbelio Alfonso, de 'Colombia'; Ulises, y unos cuantos más que ponían un gran empeño. Es un privilegio para mí haber formado parte de ese equipo".

Cuenta que unos años después se le dio la tarea de atender a las organizaciones juveniles y de masas. Con los conocimientos que adquirió de la carrera, junto con los que impartía Rossano Zamora, todo fue más llevadero, aunque no menos intenso y comprometido.

"Con las clases que nos daba Gallo ya no había que ir a la Universidad, cada sesión nos ayudaba mucho. Igual recuerdo de los primeros años a Carlos Tamayo como una figura importante en el equipo de Redacción, y la incorporación de las estudiantes Anybis Labarta y Graciela Guerrero entre las adquisiciones más importantes del periodismo en Las Tunas.

"Ellas entraron con las pilas cargadas, era increíble cómo trabajaban y se colaban hasta por el ojo de una aguja. De esas niñas todos teníamos muy buena opinión".

Una década estuvo Yolanda Velázquez Téllez por los pasillos de 26, entre el ritmo alucinado de las máquinas de escribir y el olor a tinta y plomo del taller donde acababa el proceso de hacer la noticia. Diez años que recuerda con mucho cariño. Allí hizo una familia y jamás dejará de sentirse parte de ese colectivo.

"Pienso que las personas que escogieron esta profesión ciertamente la aman. Los periodistas de hoy poseen mucha madurez, salen de las aulas listos para enfrentar la práctica sin demasiado acompañamiento. En el 78', Norge y Peñita eran los fotógrafos. Me parece verlos buscando la mejor calidad, pero no era nada igual, han cambiado muchas cosas, entre ellas el diseño.

"A los 45 años de fundado ya no es un diario, pero hay que admirar la preparación de quienes hoy hacen el Semanario. Y mira, pasa el tiempo, pero esa primera edición fue una gran noticia que marcó a la provincia; hoy puedo decir que el sacrificio valió la pena. ¡Ya los tuneros recibían su periódico!".

Hace un gesto de amor. Suspira. Siempre llevará las huellas de estar entre los fundadores de 26, ese que abrió voces al acontecer noticioso de Las Tunas, aunque la jubilación haya llegado a Yolanda Velázquez Téllez en los predios del sector de la Cultura, al cual se incorporó tras dejar el intenso y esforzado camino que significa pertenecer al mundo del periodismo, más en aquellos días del diarismo y de aprendizaje constante. 

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