Las Tunas.- La producción de huevos se mantiene como una prioridad en Las Tunas, según Walsires Corrales Ávila, subdirector técnico de la Empresa Avícola, quien agregó que a pesar de las limitaciones económicas, la provincia puede cumplir el plan de 61 millones 300 mil posturas.
"En los meses de enero y febrero se cumplió, pero en marzo no fue posible porque el pienso importado tenía bajo porcentaje de harina de soya. En abril inició la recuperación y aunque tenemos un atraso de un millón de unidades, cada mes los consumidores recibieron la cuota normada de la canasta básica.
"Estamos en condiciones de recuperarnos y, si se mantiene bien el suministro del alimento, se cumplirá en el resto del año, no solo para el consumo de los tuneros, sino destinado a donde el país decida, pues este es un renglón de balance nacional. En lo que va del 2023 ya hemos entregado más de cuatro millones de huevos a otros territorios".
 Walsires Corrales Ávila, subdirector técnico de la Empresa Avícola |
La avicultura es una de las actividades más afectadas por el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, que impide la rápida adquisición de insumos, medicamentos, ropa sanitaria y otros recursos. Sin embargo, en el sector se buscan soluciones a esas circunstancias y una de ellas es la crianza de gallinas mediante el pastoreo.
"Es un programa que avanza muy bien y del que tenemos experiencias acumuladas. A partir de junio vamos a seguir entregando pollonas a los productores no especializados de Manatí y en el mes de agosto se iniciará en el municipio de Colombia, donde hay muchas motivaciones.
"Por el momento podemos asegurar que esas gallinas rústicas tienen producciones eficientes que tributan al programa de autoabastecimiento municipal y al plan nacional de soberanía alimentaria y educación nutricional".
PUERTAS ADENTRO DE LA GRANJA RAMÓN TÉLLEZ
En la comunidad de Domínguez, en el municipio de Las Tunas, 30 trabajadores -la mayoría vinculados directamente a la producción- responden por la infraestructura de la granja avícola Ramón Téllez Peña y, sobre todo, por 40 mil 388 gallinas ponedoras.
Se trata de un colectivo con mucha responsabilidad y sentido de pertenencia, que dedica tiempo a resolver los problemas y que ha trabajado en su bienestar y en el de los animales, según explicó Odalmis Hernández Torres, directora de la unidad empresarial de base.
"Desde hace dos años iniciamos las transformaciones para mejorar la higiene y, por consiguiente, la salud de los animales y la producción de huevos, que es nuestro objeto social. Ha sido un trabajo difícil, pero ya tenemos los resultados, mantener las excretas secas.
"Es una tarea lenta, echándole cal y paja de arroz cada cierto tiempo. Los trabajadores de mantenimiento se encargan de recogerlas una vez por semana, y gracias a eso, son mejores las condiciones de trabajo para las naveras. No hay olores fuertes y las moscas son pocas.
"A pesar de las limitaciones económicas que tenemos hemos enfrentado un año positivo; por ejemplo, nuestras gallinas tienen una edad que sobrepasa los 840 días. Sin embargo, mantienen su eficiencia y permiten cumplir el plan diario, ascendente a 21 mil huevos.
"Hasta el mes de mayo la meta es de 902 mil 400 posturas y ya hemos acopiado un millón 328 mil 700. Por tanto, cumpliremos los planes y los indicadores que se nos piden, con más empeño y velando por que no ocurran hechos delictivos en la granja".
Para Almida Batista Acosta, una de las naveras, todos los días son de mucho trabajo porque "desde que llego, me pongo mi ropa sanitaria y cumplo una serie de tareas. Lo primero es revisar toda el área y si hay alguna gallina fallecida, la saco de la jaula.
"Luego contabilizo que estén todas y les doy comida y agua. Hago una primera recogida de los huevos y después de almuerzo vuelvo a acopiarlos. El resto del tiempo paso la mano por los comederos, para estimularlas en su alimentación y estoy pendiente de cualquier detalle en la nave".
El joven médico veterinario Alejandro Osorio Ortiz se incorporó al colectivo hace poco más de cuatro meses y también se acostumbró al ruido de las aves y a recorrer cada nave para cerciorarse de que todo esté bien en cuanto a la salud de los animales.
"La fortaleza de las gallinas ponedoras entra por la boca y, si no hay buena alimentación, eso no es posible. Por eso controlo que su nutrición se corresponda con lo establecido y se cumpla su dieta de pienso. Esa es una garantía para que ellas estén sanas.
"Reviso constantemente para evitar focos de enfermedades y también velamos por que la malla antipájaros esté en buenas condiciones. Además, realizamos seminarios técnicos con las naveras, para que conozcan, vigilen y nos alerten, en caso de ser necesario".
En la "Ramón Téllez" se hace un aporte significativo a la producción de huevos y durante cada jornada el pequeño colectivo apela a la creatividad y disciplina para solucionar los inconvenientes y desafiar las numerosas limitaciones económicas de estos tiempos.
