Las Tunas.- Cierto día, alguien le preguntó a un famoso poeta qué entendía él por amor. Y este respondió: "El amor es un no sé qué, que viene de no sé dónde y acaba no sé cómo". Todos los presentes rieron por la originalidad de la definición y estuvieron de acuerdo también en que el amor es como una enfermedad incurable, pero que, al mismo tiempo, es la mejor medicina para todo.
El Día de los Enamorados no es solamente una fecha para honrar a Cupido, el dios griego del amor. La jornada tiene su historia y sus protagonistas. En el año 270 de nuestra era, en tiempos del emperador romano Claudio Segundo, el mundo vivía estremecido por las guerras. Para que sus jóvenes soldados se concentraran en la idea de derrotar al enemigo, Claudio Segundo dictó una orden absurda e inhumana: ¡les prohibió a todos contraer matrimonio!
Un obispo de solo 20 años de edad, de nombre Valentín, ignoró el decreto imperial y se las arregló para casar en secreto a las parejas que se lo pedían. Su iglesia se convirtió en una suerte de palacio conyugal. Pero la generosidad del sacerdote no consiguió durar mucho. Casi enseguida fue descubierto, juzgado y condenado a muerte. Lo decapitaron un 14 de febrero.
Cuenta la historia que, mientras estuvo preso en su calabozo en espera de su ejecución, se enamoró perdidamente de la hija ciega de su carcelero. Con ella obró el milagro de devolverle la vista. Antes de morir, Valentín escribió a su amada un mensaje que terminaba con esta frase: "...de tu Valentín". Y, desde entonces, se adoptó la fecha de su muerte como el Día de los Enamorados.
Este Día las parejas se citan en esquinas, parques, restaurantes y centros nocturnos para confirmar que el amor es el más sublime de los sentimientos y que por eso nunca morirá. Porque el amor, además de eterno, es la fuerza más poderosa de que disponemos los seres humanos.