Las Tunas.- La producción de carne de cerdo podría volver a crecer en esta provincia del oriente cubano a partir de la segunda mitad de este año, tras el regreso de los convenios entre criadores individuales y la empresa estatal local, vaticinaron directivos de esta en el programa radial Punto de vista.
Con claras diferencias respecto al esquema anterior, durante el 2022 la Empresa Porcina de Las Tunas retomó el establecimiento de tratos con productores individuales para que ellos asuman la cría de cerdos. Los efectos de ese paso podrían comenzar a notarse a finales del año con la presencia de más carne en los mercados, aunque los animales salidos de sus propias unidades quizás harán que ocurra en septiembre, dijo Idalexis Peña, director general de la entidad. De esta manera, expresó, estarían en condiciones de comenzar a influir en la actual cotización de ese renglón, que ya superó la barrera de los 200.00 pesos la libra.
El retorno de los convenios, explicó, es posible porque la empresa proveerá, a los criadores, de cerdos destetados de unos seis kilogramos de peso, así como de 30 kilogramos de pienso y 275 de afrecho por cada animal; la otra parte firmante deberá garantizar el resto de los alimentos requeridos para que esos mamíferos lleguen a pesar no menos de 83 kilogramos a los seis meses siguientes.
Dicho esquema difiere claramente de cómo se establecían esos mismos arreglos antes del 2019, cuando esa instancia estatal, tras adquirirlos en mercados foráneos, aseguraba no menos del 70 por ciento del pienso necesario para el engorde del ejemplar entregado. Sin embargo, desde finales de ese año, la recesión económica causada por el recrudecimiento del bloqueo estadounidense y el efecto de la pandemia de la Covid-19 limitó en extremo la capacidad del Estado cubano de continuar importando los piensos.
Por eso ahora, aclaró Peña, entre las condiciones para concertar los nuevos convenios, los aspirantes deben demostrar la posesión de tierras que les permitan cultivar los alimentos que necesitarán de acuerdo con el rebaño por contratar. Seguirá siendo un requisito indispensable, añadió, que sus instalaciones cumplan con las normas de espacio vital, manejo de residuales y otras establecidas por los organismos reguladores de esta actividad en Cuba.
En estos momentos, la empresa tunera sostiene convenios con apenas cinco productores locales, cuando hace dos años eran más de 200.
La falta de divisas convertibles forzó a un giro de 180 grados en la fuente del alimento para las crías en las unidades especializadas de la entidad local, que tres años atrás eran los buques llegados más allá de las fronteras cubanas. Al respecto, el directivo refirió las acciones de los últimos meses para encontrarlo entre proveedores domésticos, como las empresas azucareras o agropecuarias; a la vez que fomenta sus propias áreas de cultivo.
La carne de cerdo es básica en la dieta del pueblo cubano, tenemos que producir más y hacerlo en el menor tiempo posible, señaló la semana pasada el primer secretario del Comité Central y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al evaluar el impacto que tiene el producto en el entramado económico y social de la nación. Este mismo fin de semana, el miembro del Buró Político y vicepresidente cubano, Salvador Valdés Mesa reiteró aquí que las arcas públicas no están en condiciones de asumir la importación masiva de alimento animal como en años anteriores, por lo que deberá ser el cultivo interno su fuente principal.
“Si queremos tener cerdos, tenemos que producir sus alimentos en Cuba”, convino Raquel Ruz Reyes, coordinadora en el Balcón de Oriente del Programa de Innovación Agrícola Local (PIAL), desde el propio foro radial. La también profesora de la Universidad de Las Tunas confirmó los esfuerzos de los especialistas de centro de altos estudios promoviendo la siembra de variedades más eficientes de semillas de maíz en cada uno de los municipios. Cuando termine el año, dijo, esperan tener a no menos de 20 campesinos tuneros cultivando soya como un primer paso para ampliar su promoción en esta parte del país.
“La capacitación que impartimos a los campesinos va en el camino de establecer cultivos según las características y posibilidades de cada productor”, expuso.
Atenido a las condiciones de los suelos de Las Tunas, la profesora sugirió que deben crearse cadenas comerciales entre cultivadores y criadores. Señaló el ajonjolí y el sorgo como los más adecuados, mientras valoran cinco variedades de soya adaptables a la realidad tunera. Pero, aclaró, debe sembrarse en cada lugar lo que sea más eficiente. “Se trata de buscar las alternativas que tenemos, y escuchar el parecer de los productores más exitosos”, indicó.