Las Tunas.- Cuando los primeros desgarros de la pandemia de la covid-19 asentaban sus garfios en el país, Lisi, junto a su esposo, comenzó lo que sería la batalla más certera contra las probabilidades. La ausencia en el vientre empezó a aguijonearla en las noches… Haber perdido ambas trompas de Falopio a causa de embarazos ectópicos era la cúspide del silencio que vetaba cualquier conversación cercana sobre traer hijos al mundo.
Pero, justamente en los albores de la peor crisis epidemiológica que ha visto Cuba, la pareja decidió apostar por sus escasas posibilidades y emprendió viajes continuos al Centro Regional de Reproducción Asistida de Holguín, en busca de la fertilización in vitro, un proceso de alta complejidad en el que signaron las esperanzas.
Entre la coordinación y los permisos para lograr efectuar los viajes interprovinciales, en un panorama en el que la mayor parte de la sociedad estaba recluida en sus hogares, Lisi encontró, dentro de la imagen del ultrasonido, un par de corazones rebozando allá dentro de sus entrañas. "Aquello solo podía ser una bendición, o dos…".
A las 16 semanas de gestación un temblor extraño le recorrió el cuerpo y el temor que hacía ratos se le agolpaba debajo de la garganta, se hizo real: fue diagnosticada positiva al SARS-CoV-2. En días el curso de la enfermedad desencadenó las peores complicaciones al punto de que fue asistida en la sala de Terapia Intensiva del hospital Guevara, con necesidad de respiración mecánica.
Entre los salones verdes se formuló lo que la familia no quería escuchar, había que interrumpir el embarazo… Una negociación, no ajena al miedo por todas las partes implicadas, extendió un plazo de esperanza de 72 horas para los gemelos. Y de la gravedad extrema salieron ilesos los tres.
Los mellizos, niña y niño, hoy revuelven cuanto se cruza a su paso, felices y ajenos de la "pelea de fe" que inició mucho antes de que vinieran al mundo, en franca disputa contra tantas imposibilidades.
DEL LADO DE LA ESPERANZA
La historia de Lisi y sus gemelos no estaría completa sin mencionar al doctor Yulier Suárez Acosta, coordinador provincial de Reproducción Asistida en Las Tunas, ni podría omitirse su voz detrás del teléfono, gestionando las citas en el Centro Regional o el transporte hacia Holguín. Allí estuvo el galeno en los momentos más duros, a las afueras de Terapia Intensiva, abogando por la espera, porque sabía que aquella era la última oportunidad de Lisi, "su milagro".
Y es que para el presidente del capítulo de la Sociedad Científica Cubana para el Desarrollo de la Familia (Socudef) en el Balcón de Oriente, ayudar a las personas que llegan a su consulta con el propósito de concebir es más que un oficio, e involucra su propia satisfacción de contribuir con el curso de la vida, de mover esperanzas…
El panorama no siempre es de celebración en la clínica de la calle Colón, pero puertas adentro el colectivo está signado por la premisa de ayudar, de acompañar.
"En la provincia atendemos a seis mil 973 parejas infértiles, el 9,8 de las uniones consensuadas del territorio, número que puede parecer pequeño y está por debajo de la media nacional, mas, en la práctica involucra el pesar de muchos hogares, advierte el doctor Yulier.
"A favor de los derechos reproductivos de cada persona desde el 2007 se impulsó en Cuba este servicio, que en el caso de Las Tunas cuenta con ocho consultas municipales y una provincial. Estamos anexados al 'Guevara', pero por nuestra política de privacidad y confidencialidad atendemos a los pacientes en la clínica, los citamos de manera escalonada e intentamos que su estadía en la instalación sea lo más grata posible.
"Aquí llegan las parejas remitidas por las diferentes áreas de Salud. Vienen, en su mayoría, abrumadas, con sentimientos de culpa, de soledad e incertidumbre, con el peso que muchas veces le suma la presión social de tener hijos solo para encajar, para complacer a la familia.
"Lo primero que realizamos es su evaluación psicológica y de este diagnóstico depende si son viables o no para la reproducción asistida. Aquí tenemos la máxima de tratar con seres humanos, familias, sueños y no trabajamos por números o porcientos de éxito. Asumimos que cada persona es diferente y contamos con sus peculiaridades y sus deseos".
BAJO EL "CIELO" TUNERO
Suárez Acosta comparte con 26 que su primer emprendimiento en la clínica fue realizar una investigación exhaustiva de la provincia en materia de fertilidad.
"Evaluamos las particularidades de cada municipio -comenta el galeno. De ahí conocimos que en el sur existía un predominio de leucocitospermia, infecciones seminales. Nos impusimos el reto de ir hasta las escuelas y concientizar a los estudiantes, y de paso a los docentes y la comunidad, del peligro que conllevan las prácticas sexuales con animales, cuestión que en la zona rural es vista con inocencia como 'cosas de muchachos'.
"En el norte, alarma más la infertilidad femenina a consecuencia de las infecciones de transmisión sexual, sobre todo, producto de micoplasma y la clamidia, que producen alteraciones a nivel de las trompas de Falopio e imposibilitan una adecuada gestación.
"A esta información se suma la alta incidencia de embarazos en la adolescencia con la que cuenta el territorio. Estas muchachas no están aptas biológicamente para asumir el proceso, de ahí que muchas lleguen hasta Terapia Intensiva con serias complicaciones.
"Justamente, por la iniciación tan precoz de las relaciones sexuales, las adolescentes se provocan varios abortos, ocasionan grandes desórdenes hormonales, alteran su sistema y luego cuando quieren ser madres se topan con la cruda noticia de que son infértiles".
En el caso de los hombres, la realidad tunera arroja muchos casos de varicoceles, precisamente, por exposiciones a sustancias químicas, tóxicos, a las altas temperaturas y algo que estamos viendo mucho, por la práctica de ejercicios físicos extremos, así como el consumo de esteroides y otras hormonas para el fisiculturismo.
¿CUÁNDO PEDIR AYUDA?
El médico enfatiza en que toda pareja con edad promedio de menos de 34 años que tenga relaciones sexuales activas (tres veces a la semana) durante un año y no logre concebir debe acudir a su área de Salud en busca de ayuda especializada.
"En la clínica hacemos las pruebas pertinentes para encontrar la causa de infertilidad que puede ser femenina, masculina o mixta. En dependencia del diagnóstico realizamos el tratamiento aquí y las que requieren técnicas de alta complejidad son remitidas hacia el Centro Regional de Reproducción Asistida de Holguín. Actualmente tenemos 208 mujeres en lista de espera para la fertilización in vitro.
"Generalmente en el territorio efectuamos la inseminación artificial, sobre todo en casos cuando los espermatozoides no se mueven lo suficientemente rápido como para lograr fecundar el óvulo. Su eficacia es del 12 por ciento y en la práctica tenemos más embarazos por otros procedimientos que por esta técnica.
"Estos otros procederes están relacionados con operaciones quirúrgicas para corregir problemas de salud como fibromas, entre otros. Este año hemos conseguido seis embarazos por inseminación artificial y 21 por otras vías.
"Vale destacar que en plena pandemia tuvimos nuestro momento dorado, pues logramos llevar a Holguín a 24 mujeres que obtuvieron la fertilización in vitro y de ellas se concibieron con éxito tres parejas de gemelos".
En el rostro de Yulier se percibe el regocijo por cada buena noticia, enumera situaciones, cuenta con mucha ética cómo toda la clínica celebra los latidos incipientes en los vientres maternos. Pero cuando las noticias no son alentadoras y tiene que informar que no siente el pequeño corazoncito, entonces las caras, todas, se tornan largas y él comprende el desespero de "inténtelo otra vez doctor, vuelva a escuchar".
DESPUÉS DEL CÓDIGO DE LAS FAMILIAS
Por estos días un ajetreo inusual invade la clínica, el equipo se prepara para asesorar el primer proceso de gestación mediante un vientre solidario. El doctor asegura que han incorporado a una notaria al equipo y están laborando de conjunto con el Ministerio de Justicia para el éxito total de esta técnica, aunque apenas transitan por los pasos iniciales.
Confiesa también que con la implementación del Código de las Familias se ha abierto mucho el diapasón, pues ya no tratan a parejas, sino a personas que pueden llegar en relaciones homoafectivas o como ya ha sido el caso, mujeres que van con amigos dispuestos a donarles esperma para concebir un hijo.
"Siempre estamos dispuestos a ayudar y acompañar a los candidatos que cumplen con los requerimientos para convertirse en padres. Garantizamos, además, privacidad y confidencialidad".
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Desde la Clínica de Reproducción Asistida, el doctor Yulier alerta sobre la necesidad de que la familia tunera ejerza a cabalidad su responsabilidad y prepare a los jóvenes para que tengan relaciones sexuales de manera segura y en el momento adecuado; premisa indispensable no solo para cuidar su fertilidad, sino para el logro de las garantías de sus derechos sexuales y reproductivos, cuestión que, en la práctica, ahora mismo se debate por terrenos inciertos.
