embarazo adolescencia

Las Tunas.- Camina nerviosa de un lado para el otro. Dicen que siempre que está tensa tiene el mismo comportamiento, desde chica. Su mamá, a unos metros, le exige que deje de moverse. Pero la adolescente no accede, sigue con su paso fragmentado mientras se toca la barriguita que ya delata la vida que crece.

Mirita usa uniforme azul de secundaria básica. Es estudiosa, inteligente y muy pocas veces sale de noche con sus amigas. Hace una semana tuvo un dolor muy fuerte en el costado derecho del vientre. Su familia se aterrorizó pensando en una posible apendicitis y corrieron a atenderla en el hospital pediátrico.

Luego de un ultrasonido y por azar, descubrieron que la chica tiene más de 20 semanas de embarazo. Su madre, con los ojos muy serios, recuerda que ese día tuvo que tragarse el dolor para darle un poco de sosiego a la muchachita que se dejó caer en un pasillo y tuvo “un arrebato tan grande que hubo que medicarla”.

Dos días después se atrevieron a preguntarle quién era el padre, cuándo y dónde había tenido relaciones sexuales. La adolescente contó que había decidido perder la virginidad con un compañero de aula y “solo lo hicieron una vez”. Nunca  imaginó que estaba embarazada, solo asumió que había aumentado un poquito de peso. “Por eso llevaba varios días pidiendo dinero y permiso para ir al gimnasio”.

ENTRE CIFRAS Y RIESGOS

Al iniciar el año 2024, Las Tunas se ubicó como la cuarta provincia con la tasa más alta de embarazo en la adolescencia, detrás de Granma, la Isla de la Juventud y Holguín. El cambio drástico de vida no solo alcanzó a Mirita, pues en el calendario anterior el 12,6 por ciento de los nacimientos en esta oriental provincia correspondió a madres adolescentes.

A pesar de estas cifras, el análisis por meses, durante el 2023, mostró un comportamiento descendente, evidenciando un impacto positivo de la estrategia implementada para lograr su disminución. Aun así, el reto no decrece, pues en el período se captaron 696 embarazadas adolescentes para una tasa de 17,9 por cada 100 gestantes captadas y 37,3 por cada cada mil mujeres de 12 a 18 años de edad.

Recientemente, la doctora Osmara López Borrero, jefa del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) de la Dirección Provincial de Salud, compartió con 26 el interés de continuar bajando dichas estadísticas y, sobre todo, la necesidad de que la población asuma el asunto como un problema de salud.

La galena enfatizó que este grupo etario es el que más pacientes aporta a las salas de Terapia Intensiva por complicaciones. Aclaró que el pasado año, de los bajos pesos al nacer identificados, el 19 por ciento fue de madres adolescentes; de igual modo, el 20 por ciento de los partos pretérminos y el 17 por ciento de las morbilidades genéticas llegaron desde este grupo.

APOYOS DESDE LA COMUNIDAD

Dani tiene 15 años y acuna casi siete meses de embarazo. Me cuenta, muy tímida, que no pudo hacerse una interrupción porque ya tuvo un embarazo ectópico anterior y su mamá le dijo que de otra manera no iba a poder tener hijos.

En casa todos están contentos con el varoncito que viene en camino, pero Dani extraña a sus amigas, los viajes a la playa en las vacaciones, las salidas de los sábados… Me confiesa que le asusta un poco el momento del parto, después no porque su mamá cuidará al niño para que ella vuelva a la escuela.

Para defender la plenitud de Dany y de otras tantas jóvenes, en la provincia se enfrenta el fenómeno del embarazo en la adolescencia con un enfoque multisectorial y desde la Atención Primaria de Salud (APS). A partir del pasado calendario se implementan servicios de promoción, prevención y educación, con un mayor impacto desde los consultorios del Médico y Enfermera de la Familia con la participación de la comunidad.

La doctora Marinelsy Santana Montero, jefa del Departamento de APS en la Dirección General de Salud, informó a la prensa que, con el propósito de favorecer la prevención se realizan intervenciones promocionales educativas sobre la necesidad de asumir la sexualidad de manera responsable, así como promover la planificación familiar y la maternidad y paternidad consciente.

Enfatizó que desde la medicina familiar y comunitaria se implementan diversas acciones en función de disminuir los índices de la gestación temprana. “En todas las áreas de Salud se trabaja de conjunto con los centros educacionales, la Federación de Mujeres Cubanas, el Inder y Educación, con el propósito de llevar educación para la salud a los entornos escolares”.

Expuso que se realiza la evaluación integral de estos adolescentes en la consulta de riesgo reproductivo y preconcepcional con un equipo integrado por un médico, un psicólogo, un trabajador social y un pediatra. Se implementa también la consulta multidisciplinaria para el embarazo en la adolescencia, que sesiona en todos los policlínicos para descifrar este problema que apunta a múltiples experiencias del embarazo, la maternidad-paternidad, la sexualidad y la reproducción y su comportamiento en el territorio.

DESAFÍO DE TODOS

A partir de noviembre del pasado año inició en los ocho municipios la consulta de riesgo reproductivo y preconcepcional para abarcar a este grupo etario y, en específico, a las adolescentes que tienen alguna enfermedad preexistente, como hipertensión arterial, asma bronquial, diabetes mellitus, entre otras patologías que pueden concomitar solamente con esta edad.

Del total de mujeres en edad fértil, se evaluó en consulta de riesgo preconcepcional un 86 por ciento. Se logró dispensarizar 24 mil 483 adolescentes y se controlaron 10 mil 477, para un 42,2 por ciento.

Santana Montero explicó que es vital, en este asunto, la implementación en el territorio de la distribución dirigida de insumos anticonceptivos, fundamentalmente para el uso de las pacientes adolescentes, con un control estricto desde esa la consulta, conocida como planificación familiar.

Precisó que en los hogares maternos se labora con el Programa del Parto Respetuoso y Humanizado, para que la gestante y el familiar que le acompañará en ese momento conozcan lo más importante del proceso que están viviendo y la necesidad de asumirlo en familia.

La salud sexual y reproductiva integral en la adolescencia hoy es un gran desafío social. Mirita y Dany trastocaron su vida y aún no lo descubren del todo. Corresponde a la familia la mayor responsabilidad en el asunto. Sigue faltando una educación sexual integral que despunte desde casa y a los albores de los primeros pasos “en tierra de nadie”.

Su impacto trasciende como problemática de salud, pues la maternidad precoz es un riesgo hacia el cual apuntan las estrategias integrales de Salud Pública, con un fuerte trabajo de promoción y educación desde la comunidad, para socializar respecto a la gestación, la planificación familiar y la sexualidad protegida.

Las Tunas se perfila hacia un cambio favorable relacionado con este tema, pero sigue siendo imprescindible el esfuerzo intersectorial que demande no solo recursos, sino cambios integrales en la vida de los muchachos y las muchachas, opciones, garantías y mucho acompañamiento.

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